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Defender siempre a Almería

Por Ramón Fernández-Pacheco Monterreal
domingo 27 de marzo de 2016, 11:13h

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Ser alcalde no debe obligar a adaptar la gestión municipal a las necesidades o intereses de los diferentes partidos. En mi primera intervención pública como Alcalde de Almería expresé mi compromiso con la defensa de los intereses de todos los almerienses ante el resto de administraciones, con independencia del partido que las gobierne. Y lo estoy cumpliendo. Días atrás, en apenas una semana, he mantenido contactos con la Junta de Andalucía, en Sevilla, y con el Gobierno central en Madrid, para abordar con las consejerías y ministerios correspondientes asuntos importantes para todos los almerienses, como el final de las obras de rehabilitación de la Plaza Vieja y la Casa Consistorial y la fase final de las obras del Delta del Andarax. Y en ambas reuniones he actuado guiado por el mismo criterio de responsabilidad institucional, con independencia de que una administración la gobierne el PSOE y otra el PP. Milito en el PP porque estoy convencido de que es el mejor proyecto político para Almería, Andalucía y España, pero soy, antes que nada, almeriense. Y ser almeriense es no querer ser más que nadie, pero tampoco menos que nadie. Estoy convencido de que la agenda entre el Ayuntamiento y el resto de administraciones puede y debe escribirse al margen del permanente cuaderno de dolencias y agravios, así como ajena al capítulo de silencios complacientes y la obediencia partidista. Como Alcalde, he ofrecido y voy a seguir ofreciendo una mano tendida al diálogo y al cumplimiento de las responsabilidades. Una mano siempre cordial, pero también firme en la defensa de las legítimas aspiraciones del conjunto de la sociedad almeriense. Aspiraciones como volver a tener funcionando al Ayuntamiento en la Plaza Vieja, donde siempre ha estado, impulsando de ese modo la actividad social, económica y cultural del Casco Histórico. Aspiraciones como ver terminada la recuperación del delta del río y la conexión del Paseo Marítimo. Proyectos de futuro en el que no estamos mirando el color político de la administración competente, sino la defensa de los derechos e intereses del conjunto de la sociedad almeriense. Por eso no me ha temblado la mano en encabezar la manifestación en la que los almerienses exigían al Gobierno de Mariano Rajoy mejores comunicaciones ferroviarias. La exigencia es tan clara y tan justa que sólo con el bozal del sectarismo podría haberme negado a alzar mi voz junto a la de tantos otros. Como Alcalde, quiero ser un fiel y leal intérprete de las aspiraciones y esperanzas de todos los almerienses. De sus razonables deseos y de sus legítimos proyectos.