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Sacapasta

viernes 06 de mayo de 2016, 07:52h

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Han convertido al automovilista en blanco; y en sustentador de la economía. Dos conceptos cuya mala avenencia no obsta para que estos encantadores (de serpientes), los manejen al unísono. El automovilista es el grupo que mejor soporta todas las presiones, tal vez porque enfrente, o al lado, tiene otro ante quien descargarlas. El que menos protesta, menos, con diferencia, porque no protesta, salvo en su habitáculo móvil y en medio de la calle. La Administración, especialista en simular interés por mejorar la situación económica, hace lo posible por disminuir el paro temporalmente, siempre que lo pueda cargar a la espalda de los demás. En este caso de los poseedores de automóvil. Al impuesto, superior al de cualquier país del mundo -en lo que, ciertamente, no se diferencia de otros sectores-, hay que sumar otras “aportaciones” obligatorias, con que mitigar tímidamente la ausencia de empleo y llenar las arcas de Hacienda y ayuntamientos y las cuentas de empresas públicas, semi-públicas y privadas. El caso es “crear empleo” a costa de los demás.
Pero ¿dónde están los beneficios de las empresas encargadas del estacionamiento? A los vivos “vovis” siguieron otros muchos más vivos, mucho mejor organizados, con beneficios millonarios ¿incluidos en los presupuestos? Ojalá. Sí se incluyen las multas. Pena que los presupuestos precisen multas. Multas sin más pruebas que la palabra del agente -a pesar de las sentencias en contra, por haber sido probadas venganzas personales en algunos casos por parte del representante de la autoridad, a la que mal representa- o la resignación del sancionado quien, desalentado ante el poder pseudo notarial del multador y el elevadísimo costo de un contencioso-administrativo, desiste de continuar con el único recurso posible, pues, para rechazar el primer paso están magníficamente impresas las respuestas denegatorias.
Magníficamente estudiado para evitar recursos que muy bien podrían disminuir los pingües beneficios de las arcas municipales y estatales y los de las empresas concesionarias. La Administración es muy consciente de que no todo el mundo puede enfrentar una sentencia injusta y mucho menos soportar el costo de un recurso prolongado. Que, para que la Administración sea juez y parte, es necesario dificultar el pase a la fase siguiente.
El caso es gravar por todos los conceptos posibles al sufrido propietario de vehículo y, con esos gravosos gravámenes, suplir mínimamente la falta de interés en, y la incapacidad para crear empleo. En este último caso para mantener la duda sobre el estado del vehículo, por la dureza de las pruebas. Cuando ante la pregunta, el “especialista” de la ITV asegura “-Esos movimientos no hacen daño a las ruedas ni a la transmisión. Y sirve para saber si el coche está bien”. Ahí no nos engañan: el eje y la transmisión tienen que estar bien para resistir la prueba. Lo bueno sería saber como queda después de esa “prueba”. Ya sabemos que los fabricantes de amortiguadores, como los de cinturones, como los de tracción, necesitan vender. ¿Otro frente más? ¿Para crear empleo también? Pues, puede que sí o puede que no, pero lo más seguro es que ¿quien sabe?

Rafael Sanmartín

Estudió Filosofía y Marketing y es especialista en Historia. Ha trabajado en prensa, radio y TV. Obtuvo el premio 'Temas' de relato corto por El Puente (1988), así como el '28-F' (2001), por La serie La Andalucía de la Transición, emitida por Canal Sur Televisión. De su producción literaria cabe destacar: El País que Nunca Existió (1977), El Color del Cristal, novela (2001), La Importancia de un Hombre Normal, que narra la biografía de Blas Infante, (2003), Historia de Andalucía Para Jóvenes (2005), Grandes Infamias (2006) y De Aquellos Polvos... La Autonomía y sus orígenes históricos (2011) Para el autor "la Historia es el espejo donde podemos vernos y conocernos, aunque, como está escrita por los vencedores, debe analizarse con espíritu crítico para poder interpretarla".