Hace unos 40 años, que tampoco es tanto tiempo, España era un país legalmente machista, en el que afloraban en las páginas de sucesos de los diarios, asesinatos de mujeres justificados socialmente con el calificativo de “crimen pasional”. Es cierto que los autores acaban en prisión, pero en el fondo había una cierta comprensión… ella se quería ir con otro, o la pilló con alguien, o sospechaba que… o “al pobre es que se lo comían los celos”…
Entonces el papel de la mujer era ninguno más allá de ser buenas madres y buenas esposas, y quien dice buenas, quiere decir sumisas, calladas, resignadas. Hasta tal extremo era las cosas que las mujeres tenían asignada una mayoría de edad diferente a la del hombre, en la idea de que su capacidad intelectual para ser adultas/responsables estaba disminuida respecto al varón.
Es por eso cuando hablamos de la violencia hacia la mujer hoy, en España, deberíamos felicitarnos todos. Tenemos que mirar de dónde venimos y en cuanto tiempo nos hemos puesto donde estamos. Esto también es fruto del denostado por algunos "Régimen del 78", con las leyes de la UCD, con la del PSOE, con la no derogación y creación de nuevas por el PP... con la inclusión de mujeres en puestos candidaturas electorales, con su visibilización en pie de igualdad con el hombre. Ellos y ellas fueron claves para una nueva legalidad igualitaria.
Por primera vez en la Unión Europea se ha hecho una estadística sobre el maltrato a la mujer, y por primera vez en Alemania… ese referente… se han contabilizado de modo concreto los asesinatos machistas… por primera vez… y aquí, en España llevamos años haciéndolo, y las comparaciones son positivas. Hemos mejorado mucho, y vamos por buen camino.
En 2015 fueron asesinadas por el terrorismo machista 60 mujeres en España, y en Alemania 331, pero si miramos porcentajes de mujeres que han sido víctimas de algún tipo de maltrato relacionado con el abuso sexual o similares, mientras en nuestro país se apunta a un 22% de las mayores de 15 años, en Francia son el 44%, en Reino Unido lo mismo, y la modernísima Dinamarca el 52%, en la progresista Suecia el 46%, y en la igualitaria Finlandia el 47%.
El dato de la justificación del abuso sobre una mujer si está bebida, o lleva ropa sexi, o es atractiva, o se insinuó en algún momento previo… indica que el 8% de los españoles es comprensivo con el autor en esos casos, en Suecia es el 6%... tampoco estamos tan alejados, sobre todo si observamos que la media europea es del 27%.
El 67% de los ciudadanos españoles considera que debe ser delito criticar a tu pareja con el fin de humillarla y hacerla sentir inferior, mientras la media europea es del 52%.
Sí, nos queda mucho por hacer, pero en dos generaciones le hemos dado la vuelta a la realidad. Hemos dejado no sólo de ser un país legalmente machista, es que socialmente también hemos dejado de serlo. Eso no quiere decir que no existan los llamados “micromachismos”, no quiere decir que no haya aún quien justifique –pero sólo se atreven a hacerlo veladamente, y eso también es un logro- una agresión a una mujer, ya nadie tiene comprensión hacia un tipo que mata a su mujer, nadie duda de que hombres y mujeres somos diferentes -¡afortunadamente!- pero radicalmente iguales en derechos y deberes.
En lo que sí tenemos un serio peligro es en las nuevas generaciones. Mientras la gente de más de 30 años tiene esto asumido, llama la atención que los más jóvenes, los adolescentes, están entrando en una espiral regresiva, tal vez por los estereotipos masculinos y femeninos que propagan las televisiones unido a su insultante incultura, y por tanto su falta de capacidad crítica e intelectual. Embrutecidos cerebralmente y con la última tecnología en las manos, la combinación es perfecta.
Por tanto, no hay que bajar la guardia, no hay que dar ni un paso atrás en esta lucha contra la violencia hacia la mujer, pero también debemos reconocer lo mucho que hemos avanzado en poco tiempo… más que la progresista Europa.