Todo iba bien hasta que… llegó la micropolítica de Susana Díaz, y con ella quedaron desveladas sus prioridades e intenciones, no ya con Almería, sino con Andalucía entera.
Admito que no albergaba muchas esperanzas sobre los compromisos que Díaz fuera a adoptar con el Ayuntamiento, después de haber tenido al alcalde, Ramón Fernández Pacheco, esperando ese encuentro que le solicitó hace quince meses. Ahora, tras escucharla, confieso que en mi opinión, la presidenta ha dado cumplida respuesta a todas y cada una de las demandas hechas, y aunque seguro que no han resultado totalmente satisfactorias, es verdad que ha dejado clara su posición, hasta donde está dispuesta a llegar, y en qué términos.
Mi pesimismo sobre su visita se debía más que a ella, a sus circunstancias. Si las promesas incumplidas por los sucesivos gobierno socialistas de Andalucía han sido tantas, si de todas ellas las que nos afectan como almerienses son clamorosas, y si cuando alguna de ellas se cumple, lo hace con tanto tiempo de retraso que se les vuelve en contra (los datos electorales están ahí), pues ciertamente, no hay motivos para pensar que esta presidenta vaya a cumplir, y además hacerlo en plazo.
Aun así, insisto, estaba dispuesto a aceptar el reto de creer que efectivamente ahora sus compromisos no iban a ser papel mojado, pero la posibilidad de que abandone la presidencia del Gobierno andaluz para liderar el PSOE federal, me hacía desconfiar. Por mucho compromiso al que llegue, si en dos meses o tres se va a Madrid y viene otro presidente (ya estamos acostumbrados esto), volveremos al inicio. Por eso mi escepticismo.
Pero ese escepticismo, desde que se refirió a los temas planteados por el alcalde de Almería, Ramón Fernández Pacheco, como “micropolítica”, ha desaparecido. Ahora es certeza.
A Susana Díaz el Puerto Ciudad de Almería le parece micropolítica, cuando es un proyecto que cambiará la ciudad, y también es micropolítica que más de una década después de prometerlo, siga el Cable Inglés al borde de la precipitación por óxido, y es micropolítica el PGOU, y es micropolítica invertir en la Alcazaba lo que necesita antes de que se nos caiga otro muro, y es micropolítica arreglar colegios y quitar “caracolas”, y es micropolítica…
Claro, ella está más a la macropolítica, a quejarse de que Trump quita el español de la web de la Casa Blanca, mientras ella no mueve un dedo por defender la cultura andaluza ni en los centros escolares ni en sus medios de comunicación… ella está más en pedir la dimisión del exministro y exembajador Trillo por el Yak 42… en esas cosas de la gran política.
Que a los problemas reales de la ciudadanía los califique de “micropolítica” es, desde luego, toda una revelación de sus intenciones y aspiraciones. Les aburrimos… qué le vamos a hacer, le aburre que la Plaza Vieja lleve empantanada una década por la única irresponsabilidad del Gobierno andaluz, le aburre que le recuerden que el Materno Infantil no está ni en los cimientos cuando debería llevar varios años funcionado… le aburre… le aburrimos.
Gracias por dejarlo tan claro a todos los andaluces, y hacerlo además desde Almería.