Venga, reconoscámoslo… los empresarios agrícolas de Almería son unos unos pobres cateticos que pueden perderse en Berlín… con lo graaaande que es aqueeeello… y lo raro que haaablan… eso es lo que deben pensar los políticos almerienses de ellos, a los que tienen que acompañar hasta Fruit Logistica de la mano, para que no se efarríen.
Siempre he pensado que no era así, que los agricultores de Almería son gente de coraje, gente con un par… o dos… de tomates –claro- bien puestos, que primero lograron convencer a los bancos de que podían convertir un desierto en una vergel, y que luego recorrieron Europa abriendo mercados.
Pero es evidente eso sólo debo pensarlo yo, que no entiendo qué pintan los políticos en Fruit Logistica “arropando” a los agricultores, como si tuvieran frío -que es posible que lo tengan, no digo que no- y además tuvieran que darle el besito de buenas noches antes de irse a dormir al hotel, o que tengan se desplacen hasta allí para “reunirse” con ellos, como si no hubiera días y horas en el año para hacerlo en Almería, o darle su “apoyo”, como si el apoyo que necesitara el campo fuera las fotos en la prensa local y no de carácter legislativo tanto en Andalucía, como en España como en Europa.
Fueron los empresarios agrícolas de nuestra provincia quienes comenzaron a ir por su cuenta y riesgo a Fruit Logistica hace ya muchos años, pero los políticos han decidido que FITUR se les queda pequeña y que la romería, cuanto más lejos sea, mejor.
Lo que pasa es que a ver quién le pone el cascabel al gato, cuando resulta que una diputada provincial de la oposición se va una semana a Madrid a costa del erario público, con la excusa de FITUR… que sólo dura un par de días… eso sí, se lo pagamos entre todos.
En Alemania, cuentan las fotos, que un kilo de tomates y de calabacín cuestan unos 15 euros… pues sí, así están las cosas. Eso ha hecho que en las redes sociales cunda el tradicional llanto almeriense por lo “mal pagado” que está el trabajo del agricultor… y es cierto, el trabajo del agricultor está mal pagado en relación al sacrificio que supone, pero no tiene nada que ver con ese precio.
Lo primero que hay que analizar es las circunstancias climatológicas de estas fechas, pero también que “alguien” ha tenido que llevar ese producto hasta allí, y eso tiene un coste, y un sobrecoste, y muchos sobrecostes. Pero al margen de esos detalles no menores, hay otros que tampoco lo son. En Alemania, el salario mínimo interprofesional triplica el español, lo que puede darnos una idea del poder adquisitivo medio, pero es que además, el paro es de solo el 4%, lo que también es un dato a tener en cuenta cuando miramos su capacidad de compra.
Prost!