No digo que no se le condene, que no se le avergüence ante el mundo, empezando por sus vecinos más cercanos, pero cinco años de prisión por enviar o ver pornografía infantil en la red, que quieren que les diga, no parece que sea una condena justa. Nos está acostumbrando la justicia a que la vida de una persona cueste doce años de prisión, en este caso fue una mujer, y la hemos conocido en fechas cercanas, que la de cinco años por fotos de críos en la red, por muy mal que nos parezca, y nos lo parece, no la entendemos. O esta se ha pasado y la otra se ha quedado corta. No se entiende de otra manera.
Y no se entiende cuando se dijo, y lo permitió una ministra, y hasta un gobierno, que los niños son libres de hacer lo que les dé la gana con un adulto en temas como el sexo, siempre que lo consientan. Y hasta un cartel se vio en la ciudad de Almería, recuerdan, con el nombre del ayuntamiento, y nadie se dio por aludida-do, y a nadie se le condenó, ni siquiera a dejar el sillón en el ayuntamiento. Cuando a los niños no se les ha cuidado con esmero por parte de los responsables políticos, y ejemplos nos han dado los seguidores políticos de Irene allá donde tienen poder, y hasta los que no lo son, en toda la nación, los cinco años de condena por mandar fotos en la red, ante el comportamiento de la justicia en otras cuestiones, nos parece una exageración.
Puede que hasta me convenzan, y que encuentre que los cinco años es una condena corta para este pendejo que gusta de ver fotos de críos, pero por Dios, que estamos viendo a ladrones, rateros, chantajistas, asaltacapillas y casas en la calle tras pasar por el despacho del juez. Eso sin contar los políticos que llevamos esperando años, lustros y décadas, caso de Jordi Pujol por ejemplo, y la justicia no encuentra el día y la hora en iniciar la causa. O vemos como los de los Eres, con casi setecientos millones birlados, unos no han entrado, ni entraran, y otros han salido tan pimpantes. O los violadores a los que se les rebaja la pena por años.
Llega a uno a la conclusión de que puede que sea la justicia la que tiene distintas varas de medir, tantas, como jueces visten las puñetas, y de ahí que nos encontremos con tan dispares condenas, con tanto ladrón que no entra en la cárcel, otros a los que ni siquiera se les abre juicio, y a los que se les condena a cinco años en el Acebuche de su pueblo o ciudad por enviar fotos sobre pornografía infantil en la red. ¿Y qué podemos hacer nosotros ante esta justicia? No caer en sus manos, y si lo hace, y le toca uno con puñetas atravesadas, tener un amigo como Pedro Sánchez que le pueda enchufar con el Conde de los malhechores.