Entiendo que el Psoe desee que desaparezca la Uco, y hasta la Guardia Civil si llega el caso. El informe conocido en estos días sobre la faffe y sus enchufados los pone de nuevo con el agua al cuello. Y ya se sabe que el agua y los enchufes eléctricos no se llevan bien. Por si no había bastante con lo conocido en las alcantarillas del Madrid de los Sánchez Castejón, las de Sevilla siguen aportando datos, y más datos, de lo que ha sido el paso del socialismo por Andalucía.
Se habla de ochenta y cuatro enchufados demostrados, a las bravas, así como otras prácticas que se pusieron en marcha para la contratación del personal. Y eso solo en la Faffe, si se levantaran las alfombras de los demás chiringuitos creados en aquellos años, el hedor sería insoportable. Por eso entiendo que, o ellos, el Psoe, acaba con la Uco, o la Uco acaba con el partido y con todos los que han mandado en estas tierras de María Santísima, llena de presuntos chorizos. Muchos golpes de pecho, muchos escapularios y medallas en el pecho, muchas romerías y procesiones, pero aquí, según la Ocu, el choriceo ha sido el plan de vida de la gran mayoría de los que se han dedicado a la vida pública.
Lo que llama la atención es que, en todas las movidas montadas por la Junta de Sevilla y sus periferias, no encontremos a ningún enchufado de Almería. No deja de ser sorprendente que los líderes de nuestra provincia no lograran ni un beneficio para los paisanos. ¿A qué se dedicaban los grandes líderes almerienses del Psoe en Sevilla en esos años, que no consiguieron ni un beneficio para los paisanos? Nos dirán que eran muy puros, serios y consecuentes con el socialismo, y que no se aprovecharon del puesto para beneficiar a nadie. Pero callaron cuando veían que los otros lo hacían, se repartían dinero y puestos de trabajo, mientras los suyos no recibían la mínima limosna de los señoritos de la Junta. Ni un solo nombre almeriense aparece en los Eres y son cientos y cientos los mismos, ni uno entre los 84 de la Faffe. Y ya veremos si sale alguno en el futuro. Y eso no quiere decir que no haya habido en los chiringos de la Junta en nuestra provincia algún paisano que se haya aprovechado y encontrado un puesto de trabajo estable.
Con este panorama es difícil poder hablar con libertad. Entiendo los gritos de Mario Jiménez en el convento sevillano cuando se ha perdido la razón. La única forma de intentar salvar los muebles es gritar, a ser posible más alto que los demás, pero sabiendo que la historia la tienes en contra, que solo van a quedar tus desaforados gritos, que no dejan de ser otra cosa que la impotencia que se siente cuando ves cómo se está descubriendo la verdad de lo que sucedía hace unos años en tu gobierno, mientras tú callabas. Ahora quieres con gritos, (grita fuerte, más alto, mucho más) callar al personal, pero la historia está ahí, nos la está contando la Uco. O acabáis con ella, o ella acabará con vosotros.