Sentido Común
Por
José Luis Sánchez Teruel
martes 14 de octubre de 2014, 11:13h
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Creo sinceramente que, en un momento como el que estamos viviendo, tenemos que dejar de hablar o estar en los asuntos que, por muy importantes que nos parezcan, no les interesan a los ciudadanos; o dicho de otra manera, que no son su prioridad. A veces, nos enredamos y enredamos en temas que a la mayoría ni le va ni le viene o en asuntos que dan para un titular en los periódicos pero que no son ni mucho menos lo más urgente en este momento para mucha gente.
Tenemos que esforzarnos, especialmente desde el ámbito de la política, en estar en los problemas concretos de la gente, en esos que afectan al día a día de cualquier persona: el trabajo, la posibilidad de tenerlo, las condiciones laborales y la estabilidad en el empleo. También en la solución al precio excesivo de la factura de la luz que los ciudadanos reciben cada mes o en ver cómo podemos rebajar las altas contribuciones que se pagan por las viviendas y que están basadas en valoraciones de los inmuebles realizadas en la época de las vacas gordas.
Tampoco podemos ser ajenos a los injustos expedientes sancionadores remitidos por el Ministerio de Hacienda a los emigrantes retornados, a la reducción paulatina del poder adquisitivo de los pensionistas; a la posibilidad de que un mayor pueda entrar en una residencia concertada, pagando el 100% de la plaza o a algo tan inmediato como el estado de los parques donde juegan nuestros hijos tras el botellón del fin de semana… En definitiva, a tantas y tantas cosas que no abrirán telediarios pero que son el día a día de la gente, su prioridad.
Debemos dar soluciones a esas cuestiones que fundamentalmente les interesan a los ciudadanos y debemos de hacerlo de forma ágil y rápida. Vivimos en una sociedad donde la necesidad no puede esperar más –por la velocidad en la que se vive y por la dureza de la crisis– de ahí que sea necesario que de manera más o menos inmediata los interesados, afectados o necesitados comprueben en su propia piel la utilidad de la medida o de la decisión que se impulsa desde la política.
Si algo tiene que ser siempre la política, y en especial en este momento, es útil y tangible para la sociedad, de manera que el ciudadano inmediatamente perciba que de las palabras se pasa a los hechos rápidamente. Dicho de otro modo, los ciudadanos necesitan menos palabras bonitas y más acciones concretas que arreglen los problemas o atiendan las necesidades de personas con nombres y apellidos reales.
Un ejemplo claro de ello es la modificación de la ley que va a permitir regularizar miles de viviendas en Almería. Verán, se detectó el problema, se vio que había una solución a esta gravísima situación social y legal en la que se encuentran miles de familias, y la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, inmediatamente puso en marcha el cambio normativo que lo hacía posible. El Consejo de Gobierno andaluz lo aprobó el pasado martes. Dicho y hecho.
La solución a esta situación concreta, además, tiene otro valor añadido y es que es el vivo ejemplo de tantos asuntos que se pueden arreglar sin dinero. Es cierto que para la mayoría de los problemas la solución está vinculada a una partida económica, pero en muchos otros casos como este es la voluntad política la que marca el camino para hacerlo. Podemos no tener mucho dinero, pero voluntad política, trabajo y sentido común no deben faltar nunca.
Parlamentario Andaluz PSOE
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