www.noticiasdealmeria.com
Sheila Hernández y Pedro Sánchez
Ampliar

Sheila Hernández y Pedro Sánchez

Por Rafael M. Martos
x
directornoticiasdealmeriacom/8/8/26
https://www.noticiasdealmeria.com
martes 18 de noviembre de 2025, 06:00h
Add to Flipboard Magazine. Compartir en Meneame

Escucha la noticia

El pasado 16 de noviembre, el corazón institucional de la provincia de Almería latió en Balanegra con motivo del Día de la Provincia, organizado por la Diputación de Almería, presidida por Javier A. García. Como cada año, la jornada sirvió para honrar a almerienses que han destacado en diversos campos, proyectando la imagen de una provincia que, a pesar de las obvias dificultades, se empeña en sacar pecho con su gente.

Entre los galardonados, destacaba la periodista Sheila Hernández, una de las voces jóvenes más activas en el panorama digital, reconocida, entre otras cosas, por ser la autora de un libro con un título que es toda una declaración de intenciones: Soy joven, no gilipollas.

Mientras la escuchaba recibir su distinción en Balanegra, reconociendo esa resiliencia que la llevó a alcanzar su sueño de ser periodista, mi mente hizo un viaje exprés. Mi cabeza voló hacia el presidente del Gobierno central, Pedro Sánchez, y a su reciente y comentado peregrinaje a Radio 3 de RNE. Y no, la conexión no es la que la malicia política podría sugerir.

La asociación, más que con el insulto, era con el título completo: Soy joven, no gilipollas. Una frase que encapsula la idea de que la edad no equivale a estupidez. Y me temo que esa es precisamente la lección que algunos asesores de Moncloa no han terminado de aprender, al menos no en lo referente a la estrategia para capitalizar el voto joven.

Allí estaba el presidente Sánchez en los estudios de Radio 3, en un ejercicio de coolness forzado, enfundado en una camiseta negra y una cazadora vaquera. Un look que, más que natural, parecía un uniforme de atrezzo para una obra de teatro. Habló de su pasión por la música "ecléctica" y hasta de su supuesto descubrimiento del disco Lux de Rosalía –que le pareció "una maravilla"–, prometiendo recomendarlo en su cuenta personal de TikTok.

La imagen no puede ser más clara: el presidente del Gobierno central buscando desesperadamente parecer un veinteañero (o treintañero, si apuramos mucho), tratando de usar el mismo lenguaje y las mismas plataformas que la juventud. Como si las ingentes y estresantes tareas de dirigir un país dejaran tiempo para eso. El mensaje subliminal es tan obvio que solo le falta salir con un monopatín: “Soy como tú, vota a quien te entiende”.

El problema no es la camiseta de Radio 3. El problema es creer que los jóvenes, el colectivo al que se dirige el título del libro de Sheila Hernández, son tan ingenuos como para cambiar su voto por una recomendación musical o un video en TikTok. Los jóvenes, al igual que cualquier otro sector de la población, votan a quien creen que va a resolverles sus problemas reales: el acceso a la vivienda, la precariedad laboral, la dificultad para la emancipación. Y me temo que esos problemas no se resuelven con filtros de TikTok, sino con el Boletín Oficial del Estado.

Esta aproximación cosmética no es nueva en el repertorio de Sánchez. Hemos sido testigos de su volatilidad simbólica. ¿Recordamos aquel mitin en el que se subió al escenario con una enorme bandera de España cubriendo parte del fondo, defendiendo que España era una "nación"? Una reafirmación patriótica con fecha de caducidad, ya que, días después, el discurso mutó para satisfacer otras alianzas políticas, poniendo en cuestión el concepto de la nación española. Se puede. Defender lo uno o lo otro, pero las dos a un tiempo es muy complicado y poco creíble.

Un presidente no puede ser una cosa y la contraria en una semana. Se puede cambiar de opinión y de estrategia, por supuesto, pero la coherencia es un valor que, especialmente los más jóvenes, saben apreciar.

Y ahí entra la famosa frase que a uno le contaban de niño: “La juventud es una enfermedad que se cura con la edad”. Quizás no sea una enfermedad, pero sí una etapa de efervescencia y búsqueda de soluciones rápidas que, históricamente, ha servido de caldo de cultivo para los populismos, tanto de extrema izquierda como, ahora, de ultraderecha.

Hace no tanto, fueron seducidos por la extrema izquierda, por la retórica de Podemos y el populismo de redes de Pablo Iglesias –que llegó a ser vicepresidente del Gobierno–, para luego ser relegados a la insignificancia política que hoy arrastran. Ahora, las encuestas, como las del CIS o estudios europeos, señalan una preocupante tendencia: un significativo porcentaje de jóvenes, particularmente jóvenes varones de 18 a 24 años, está cayendo en manos de la ultraderecha (como la representada por VOX), que utiliza una estrategia calcada a la de sus predecesores: mensajes simplistas, vídeos virales y un manejo agresivo de las redes sociales para aquellos que no tienen tiempo o ganas de sumergirse en la complejidad de los problemas.

El fenómeno es continental y se basa en la misma premisa: si no ofreces soluciones, aparecerá alguien que prometa un atajo.

Al final, la clave no es disfrazarse de indie en Radio 3, ni ponerse una camiseta del equipo que supuestamente escuchas. La clave, como nos recuerda el premio a la periodista Sheila Hernández en nuestra provincia, es entender que la juventud es inteligente y no se deja engañar con envoltorios vacíos. Los jóvenes, como el resto de los almerienses, votarán a quien ofrezca soluciones realistas a sus problemas reales. Cualquier otra cosa, es tomarlos por algo que, como bien reza el título, no son.

Rafael M. Martos

Editor de Noticias de Almería y Coordinador de la Delegación en Almeria de 7TV Andalucía

Periodista. Autor de "No les va a gustar", "Palomares en los papeles secretos EEUU", "Bandera de la infamia", "Más allá del cementerio azul", "Covid19: Diario del confinamiento" y "Por Andalucía Libre: La postverdad construida sobre la lucha por la autonomía andaluza". Y también de las novelas "Todo por la patria", "Una bala en el faro" y "El río que mueve Andorra"