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Alivio por no ser madrileño

Por Rafael M. Martos
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lunes 22 de marzo de 2021, 17:53h

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La verdad es ante el panorama electoral abierto en la Comunidad de Madrid, no puedo más que sentirme aliviado por ser andaluz y no estar llamado a las urnas.

Algo más que un día de jornada de reflexión deberían instaurar allí, porque no debe ser fácil elegir entre el mensaje vacío y belicoso de la derecha, y el mensaje vacío y belicoso de la izquierda, hasta el punto de que el PSOE, parece haberse quedado en el mismo centro que reclama Ciudadanos para sí.

Es un alivio pensar que alguien como Pablo Iglesias, que solo concibe la victoria política encarcelando al adversario, en vez de limitarse a mandarlo a la oposición, no tiene ninguna opción de gobierno, por los pijos de Más Madrid seguirán por delante de Podemos, y que está llamado a chupar banquillo, porque Isabel Díaz Ayuso puede ser presidenta por sí sola, o con Vox, o con Ciudadanos, o con ambos; y que incluso el socialista Ángel Gabilondo podría ser presidente, con el voto de Más Madrid y Ciudadanos, y que incluso si se diera la carambola de un gobierno “tetrapartito”, su presencia en el mismo le haría irrelevante… “Pablete, majo, tráenos unos cafés y te sientas aquí, con los mayores”.

De hecho, solo la egolatría que desborda Iglesias, unido a su manifiesta incapacidad de gestión, es lo que le ha llevado a cometer el error de anunciar su salida del Gobierno de Pedro Sánchez para saltar a la arena electoral madrileña. Él pensaba que su sola presencia iba a aglutinar a toda la izquierda, solo por eso, por ser él, y que quienes se escindieron de Podemos contra él, y que ahora son más fuertes que él en la Asamblea de Madrid, le iban a ceder el liderazgo, así por la cara…

No solo eso, lanzarse a esa operación sin haber hablado con los aludidos antes, es un exceso de confianza en un supuesto “efecto Iglesias”, que más acertadamente podría tildarse como “defecto Iglesias”. Es más, otro de los errores de convocar a una única lista, cuando la experiencia le debía enseñado que unir Podemos e Izquierda Unida les redujo electorado, y que por separado lograrán más espacio que juntos, pero él lo que quería únicamente era que su partido no se hundiera, y para ello, pasar por encima de los demás porque él lo vale.

Y si nos vamos a la derecha, hay que reconocer que las únicas diferencias entre Isabel Díaz Ayuso y Rocío Monasterio son estéticas, que no de fondo, porque fondo, lo que se dice fondo, hay poco. La verdad es que, si puedes votar al hada madrina Ayuso ¿para qué votar a la bruja Monasterio?

Tan así están las cosas, que el PSOE del “soso, serio y formal”, Ángel Gabilondo, parece de centro, y tal vez lo sea, de centro-izquierda, vale, pero en comparación con lo que le rodea, casi podría identificarse con el centro, pero claro, no dudará en pactar con los de Íñigo Errejón –“Chaves vive, la lucha sigue”- o con el propio Iglesias (no hace falta remontarse tanto para recordar sus… eso), si es necesario.

Y queda Ciudadanos, de quienes tras toda la polémica que ha rodeado la abortada moción de censura, sus posibles electores desconocen más que nunca, si contribuirán a que Ayuso se mantenga en el Gobierno, o que lo alcance Gabilondo, si respaldará un gobierno con presencia de Vox, o uno con Podemos… o incluso si solamente ellos fueran los necesarios, si volvería a darle su voto a quien les echó del Gobierno, o de no hacerlo ni a unos ni a otros, acabar bloqueando la investidura.

¡Cómo me alegro de no ser yo quien tenga que elegir entre semejante oferta!

Rafael M. Martos

Editor de Noticias de Almería

Periodista. Autor de "No les va a gustar", "Palomares en los papeles secretos EEUU", "Bandera de la infamia", "Más allá del cementerio azul", "Covid19: Diario del confinamiento" y "Por Andalucía Libre: La postverdad construida sobre la lucha por la autonomía andaluza". Y también de las novelas "Todo por la patria", "Una bala en el faro" y "El río que mueve Andorra"