El presidente en funciones del Gobierno de España ha vuelto a dar muestras de su templanza a la hora de pronunciarse y de actuar en nombre de nuestro país ante un conflicto internacional y se ha puesto, también, sobre la mesa que su figura es determinante. Pedro Sánchez busca en el marco de la Unión Europea una reacción unitaria a los bombardeos en el área de conflicto y su posición, común en los países comunitarios, incluye el derecho de Israel a defenderse, pero siempre dentro del derecho internacional humanitario; es decir, que se proteja a la población civil y que no se corten los suministros básicos ni la ayuda que llega a la población. Para España, la única forma de resolver definitivamente el conflicto es el reconocimiento de los dos Estados, para que puedan coexistir en paz y seguridad, tal y como trasladó Pedro Sánchez en el consejo europeo extraordinario convocado ante la situación en Oriente Medio.
Durante la legislatura, las relaciones entre España e Israel y Palestina han sido fluidas, así como con Egipto, considerado un territorio estratégico en este conflicto al ser crucial para la llegada de la ayuda humanitaria a Gaza. Hace unos días Pedro Sánchez conversó con el presidente egipcio para tratar, entre todos, de alcanzar la paz y la estabilidad en la zona. El presidente en funciones es una figura que inspira respeto y admiración en el ámbito internacional por sus políticas y por las medidas que promueve dentro y fuera de nuestras fronteras, y ahí están los ejemplos de la consecución de una cantidad importante de fondos europeos de recuperación poscovid o la excepción Ibérica.
Es una pena que lo que debería ser motivo de satisfacción incomode al Partido Popular que, realmente, no soporta que haya sido un socialista el que, otra vez, haya puesto a España en el centro del mundo. Claro, no es lo mismo suscitar el apoyo de todos los países que de unos pocos y todo sin necesitar poner los zapatos encima de ninguna mesa como hacía Aznar en el rancho de Bush mientras tramaban, mentira mediante, la invasión de Irak cuyas nefastas consecuencias para nuestra población aún lamentamos. El PP y Feijóo siguen con su particular guerra que no nos lleva a ningún sitio sin respetar, como sí hizo el PSOE, los plazos y el momento. Pedro Sánchez sigue trabajando pese al ruido ‘popular’ a quien ha pedido calma, sensatez y respeto. Es lo mínimo.