Pronto tendremos la oportunidad de volver a elegir nuestro futuro. En esta ocasión, toca escoger el modelo de país que deseamos tras la convocatoria electoral para el 23 de julio, una fecha absolutamente trascendental. Lo es porque hay mucho en juego pese a que la derecha se afane en embadurnar el tablero para que no veamos realmente en qué consiste la partida. Ese día no se decidirá el pasado, se decide el futuro de España para las próximas décadas
El progreso debe ganar la contienda y esa evolución la asegura el PSOE. Las y los socialistas nos presentamos a estas elecciones generales con un aval muy robusto y con la garantía de haber realizado un trabajo que ha redundado en mejorar la vida de la gente y, precisamente, en una época especialmente dura con la pandemia por coronavirus y con la crisis globalizada a consecuencia de la invasión de Ucrania. El Gobierno de Pedro Sánchez ha hecho todos los esfuerzos posibles por asegurar el escudo social y proteger a la ciudadanía frente a muchas amenazas y vicisitudes que aún seguimos padeciendo, motivo por el que seguimos necesitando a un Gobierno que piense en la gente y no en sus intereses personales o en los de una minoría.
Por eso, el 23 de julio hay que apostar por el modelo de la subida de las pensiones, del incremento del Salario Mínimo Interprofesional, de la reforma laboral, del aumento de las becas, del aumento del empleo y afiliación a la Seguridad Social, de la bajada de la inflación, del crecimiento económico y por un modelo que garantice derechos como el al acceso a la vivienda.
Este es el modelo que funciona. También está el de la derecha e, igualmente, sabemos cómo gestiona las crisis –con despidos masivos y entrega de dinero a los bancos- y cómo gestiona el día a día –destruyendo el sistema público, el estado del bienestar y los derechos sociales- y tenemos el vivo ejemplo en el Gobierno de Moreno Bonilla el que más diferencias sociales está creando entre la población andaluza.
Pero no sólo podemos sacar pecho los socialistas del escudo social que ha levantado y alimentado nuestro presidente, también podemos sentirnos muy orgullosos y orgullosas de que, gracias a él, Almería está imparable en cuestiones tan vitales como la alta velocidad -3.500 millones de euros de inversión- o las infraestructuras hídricas -355 millones de euros- frente a los cero euros de los gobiernos anteriores del PP.