La Diputación Provincial de Almería otorgó este domingo en Balanegra la Medalla de lo Social 2025 a Sheila Hernández Torres, periodista, escritora y community manager que se ha convertido en una de las influencers del ámbito de la comunicación con más impacto y seguidores en España. Hernández Torres, quien estudió Periodismo en la Universidad de Sevilla, es conocida por haber fundado un medio digital que nació con el propósito de informar y que, con casi un millón de seguidores, se ha consolidado como un diario atípico y de referencia. En su trayectoria, se destaca su presencia en TechTalks con conferencias sobre periodismo independiente. Su medio ha recibido importantes reconocimientos, como el premio Blogosur a Mejor Perfil de Actualidad y Deportes de Andalucía y la Mejor Acción de Marketing Digital por el Club de Marketing de Almería.
Además, su faceta como escritora incluye el libro Soy joven, no gilipollas, que refleja los desafíos de las nuevas generaciones. En este año, se ha estrenado como colaboradora del programa de televisión Vamos a ver de Telecinco. En todas sus informaciones y proyectos, tienen un papel protagonista las causas que promueven la solidaridad y la justicia social, centrando su activismo en favor de la salud mental y en contra del bullying. Por todos estos méritos, fue distinguida con la Medalla de lo Social de la provincia de Almería.
La propia Sheila Hernández Torres recibió la medalla y el diploma acreditativo de manos del presidente de la Diputación, Javier Aureliano García, y dedicó el galardón "a todos ustedes". La periodista inició su intervención con un relato personal: "Érase una vez una niña que vivía en una casa con dos habitaciones y siete personas. En esa casa escuchaba a su abuelo repetir ‘somos pobres, pero honestos’, y así crecí yo entre paredes pequeñas, pero entendiendo que la honestidad vale más que cualquier riqueza y que la dignidad y la palabra de uno son tesoros que nadie puede arrebatar". La galardonada se presentó como "Sheila Hernández Torres, tengo treinta años, soy de Aguadulce, pero también de Enix".
La periodista describió su infancia como "durísima, una mezcla de llanto, esfuerzo, ausencia, desestructura familiar, acoso escolar continuado, humillaciones, limitaciones y sueños que parecían imposibles". Pese a la falta de espacio en su hogar, "nunca faltó la confianza ni un peculiar amor que con el paso del tiempo he aprendido a no juzgar". Su sueño de ser periodista parecía inalcanzable, pero su abuelo y su tío "hicieron algo extraordinario", sacrificando "la poca comodidad que habían alcanzado en toda su vida" y "siguieron aplazando sus propios sueños para que yo pudiera perseguir el mío". De esta forma, aprendió que "los sacrificios de quienes nos aman nunca son en vano y que los sueños requieren tanto esfuerzo como esperanza".
Aunque se convirtió en periodista, la vida le enseñó que "la meritocracia no siempre es justa", ya que "busqué trabajo incansablemente y nadie me abrió la puerta". Tras sentirse al borde del abismo, "descubrí algo que nunca olvidaré: la fuerza interior". Por ello, decidió crear su periódico, "empezando por una cuenta de Instagram con cero seguidores", con la intención de "construir un medio en el que los jóvenes pudieran confiar, hecho por y para ellos". En este punto, destacó que pidió ayuda y "Almería respondió", pasando "de cero a 5.000 seguidores" en veinticuatro horas. Hoy, su periódico reúne "más de un millón y medio de personas entre todas sus plataformas y alcanza cada mes a más de 50 millones de lectores sin publicidad", siendo "uno de los medios más leídos del mundo".
La periodista hizo hincapié en que su proyecto la ha transformado, aprendiendo a "mantener mi independencia" y asegurando que "jamás me ha temblado el pulso para rechazar dinero que pudiera corromper mis principios", ya que "ser fiel a mí misma ha sido mi mayor poder". Reconoció que muchos piensan que es fácil, pero le gustaría "verles tomando decisiones con apenas 1.000 euros en la cuenta del banco", habiendo rechazado aquello que necesitaba pero que "jamás iba a aceptar". Su decisión fue seguir siendo ella "con todas las consecuencias" y honrar la honestidad que sus abuelos soñaron.
Rompiendo el protocolo, Hernández Torres afirmó que "las palabras bonitas que hoy estoy lanzando aquí sin hecho, al menos para mí, son solo palabras", y quiso mostrar su ilusión por una sociedad positiva y su amor por Almería. Anunció el que pretende ser "el mayor evento intergeneracional de influencia positiva de Almería y de Andalucía", señalando que "necesitamos gente responsable y positiva en redes sociales" y convocó a la ciudadanía en el Auditorio de Roquetas de Mar el 20 de marzo de 2026. A través de un video, mostró el inicio de este "gran proyecto" que será el "mayor evento social y responsable que se ha hecho nunca en Almería y en Andalucía", un encuentro que traerá "a personas muy relevantes a los que nuestros jóvenes y no tan jóvenes admiran". Sin perder el aspecto social, recalcó que "todos los beneficios que se recauden irán destinados a ARGAR, porque quiero que lo trascendental ocurra aquí, en nuestra tierra". La periodista declaró que "Almería es grande por sí misma. Tenemos talento, corazón y ganas de hacer el bien".
Reflexionando sobre su profesión, señaló que "ser periodista hoy es una profesión de riesgo" ya que "cada día hay cientos de personas observando cada paso que doy para etiquetarme, para ponerme un color, para inventar una identidad que puedan odiar", pero ella solo mira más allá y "solo veo seres humanos". Concluyó su historia como la de "una periodista que, movida por la ilusión, creó un periódico digital y, seis años después, sigue luchando con la misma ilusión por cumplir todos sus sueños".
La galardonada recordó que ha recorrido España dando más de ochenta conferencias, participó en radio y televisión, apareció en cientos de artículos de prensa, escribió un libro y fue reconocida por Forbes como una de las personas más influyentes del mundo. En su labor social, ayuda a miles de personas mientras visibiliza "incansablemente el acoso escolar", impulsó una cadena de diez mil cartas físicas destinadas a pacientes oncológicos, víctimas de bullying y personas que necesitaban ayuda, y organizó una campaña de ayuda a los afectados de la DANA, con la que logró enviar siete tráileres. En aquella ocasión, viajó a Catarroja para repartir "juguetes, zumos de piña y cartas a niños pequeños".
Al serle comunicada la medalla, aseguró que por primera vez en su vida no dudó y se dijo a sí misma: "Oye, te lo mereces". Para ella, ser periodista no es solo informar, sino "mirar a los ojos de cada persona, detrás de cada historia, acompañar, crear comunidad, construir y tender puentes donde mucha gente solo ve muros". Se mostró orgullosa de que aquella niña a la que "insultaban llamándola gorda o monstruo de las galletas y a la que aseguraron que jamás sería periodista es hoy, gracias a su perseverancia, quizás inspiración y motivación para muchas personas". La hija de una limpiadora, nieta de un albañil y ama de casa, y sobrina de un cocinero y soldador, y acompañada por un enfermero, recibió la medalla más importante de la provincia con amor, aprovechando la ocasión para hacer un llamamiento a las autoridades para que "por favor, luchéis incansablemente por mejorar las comunicaciones y los transportes de nuestra tierra", ya que "solo así yo podré seguir trabajando fuera sin renunciar a vivir en el único lugar donde verdaderamente amo la vida, mi Almería".