¿Debate o mitin?
domingo 01 de marzo de 2015, 16:13h
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Concluido el Debate sobre el Estado de la Nación, el más importante junto con el de Presupuestos que una institución democrática puede celebrar, en el momento de la reflexión sobre lo acontecido en el Congreso de los Diputados nos queda una importante frustración.
Sin embargo, era lógico pensar que el resultado final iba a ser el producido. Primero, porque no tenía ningún sentido celebrar un Debate de tal calado prácticamente a tiro de dos importantes y trascendentales elecciones para el inmediato futuro de nuestro país, como son las autonómicas y las municipales, con lo que más que una confrontación de ideas e iniciativas se iba a convertir, como así fue, en un mitin, básicamente de cara a los respectivos sectores electorales y en algún caso, como el del Sr. Sánchez, para `propio consumo interno de su Partido. El Gobierno cumplió con su papel mostrando lo más positivo de su gestión de la Legislatura, que no del último año, en el campo de la economía, además de esbozar una serie de interesantes iniciativas de futuro, que, sin embargo, debieran haber implantado hace bastante tiempo, dirigidas a economías especialmente frágiles.
Segundo, porque el principal Partido de la oposición, inmerso en sus propios problemas internos, no puso sobre la mesa ni una sola iniciativa que mereciera la consideración de importante, con lo cual el riesgo de desvirtuar el Debate se produjo, al salir a la palestra los casos de corrupción, de los cuales ninguno de los grandes Partidos está exento.
Como consecuencia, quedaron sobre la mesa muchos de los graves problemas que preocupan a los españoles y que no fueron tocados ni de refilón. Dejo al margen a los grupos minoritarios, sobretodo de izquierda y ultraizquierda, con su dibujo catastrófico de la situación española que, pese a las muchas dificultades que atravesamos, no se casa con la realidad. Aquí, en algunos padres de la Patria, el discurso fué aún más zafio, lo que en gran medida les descalifica para cubrir tan nobles escaños.
Mientras tanto, ese pintoresco y televisivo personaje, líder de Podemos, se arroga la representación de toda la oposición, que, por imperativo democrático de los ciudadanos, ha colocado a otros en el Congreso, mal que les pese a estos pseudo demócratas. Los mismos votos han hecho igual con él, dándole los mismos votos que le han permitido ocupar un escaño en la Eurocámara, pese a sus reiteradas ausencias, incumpliendo con sus obligaciones, magníficamente pagadas con el dinero de los españoles. El Debate, o mitin, estaba en el Congreso y ahí deberán continuar dirimiéndose los problemas, presentes y futuros, de la sociedad española. Cualquier usurpación de este modelo será quebrantar gravemente la voluntad mayoritaria de los ciudadanos. Es claro que algunos tienen demasiada prisa `por “asaltar” el poder.
Mientras tanto, bien estaría que los llamados Partidos grandes, con sus descalificaciones mutuas, no contribuyeran a ir destruyendo puentes que puedan necesitar en el futuro y con ellos, los españoles.
Médico y ex alcalde de Almería por el PP
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