El ministro Plana estuvo el otro día en Almería hablando de regadíos, innovación y valor añadido. Vino invitado por sus amigos de Níjar, a contemplar la balsa número ocho de Antonio López, y recordé una intervención de Ana M. Labella a él dedicada. No le voy a quitar ni un ápice de razón a la diputada del Pp, en su batalla, o lucha por la pesca de los barcos almerienses. De casta le viene la defensa de los pescadores, el padre de doña Ana Martínez Labella estuvo vinculado durante muchos años a ellos. Se entiende, por lo tanto, la preocupación que siente ante un sector, que cada día que transcurre viene perdiendo poder y fuerza dentro del Mediterráneo. Qué duda cabe que el señor Planas, andaluz de pura cepa, y dice que defensor de su tierra con uñas y dientes (negras las tiene de tanto arañar la tierra), como ministro de los cuatro barquitos de pesca que nos quedan en la provincia, que en ello se está convirtiendo la flota almeriense, tiene sobre sus espaldas la gran culpa de las vicisitudes que atraviesa. Ponemos todos los huevos en la cesta de dos Luis, y nos olvidamos de su jefe, don Pedro Sánchez, al final responsable de lo que hacen sus ministros, él los elige para esos cargos, y, por tanto, si la fiscalía es suya, y lo viene demostrando todos los días, las derrotas de su ministro Planas y nuestros pesqueros también son medallas que se debe colocar en la pechera de su chaqueta.
Lo que nos tendría que explicar doña Ana es la relación que existe entre los problemas del sector de la pesquería y el parlamento europeo, en el que al frente hay una señora muy cercana, por no decir propia de un partido europeo vinculado al español donde milita la señora Labella. Está bien lo de reclamar a Planas por la ruina a la que está llevando al sector extractivo pesquero almeriense en los últimos años, pero las decisiones se toman en Bruselas, en las comisiones donde votan los populares europeos, entre ellos los españoles, por lo que hay que pensar que lo mismo los satélites peperos en ese parlamento no están tan preocupados como doña Ana M. Labella por lo que ocurre con nuestros barcos en el mar.
No vamos a mencionar aquí a doña Carmen Crespo, lo mismo la paisana se ha encontrado el pastel en el horno, y no ha tenido tiempo de aderezarlo. Y si continúan los pactos europeos entre Pp y Psoe, como se ha visto en los últimos tiempos, tampoco creo que los Pons y cía le dejen meter baza a la paisana. El problema de los barcos la tienen ustedes, doña Ana, los del Pp y los del Psoe, que vienen votando juntos en Bruselas todas las barbaridades, en temas de pesca, agricultura, energía y hasta el tapón de plástico de las botellas. Me hace gracia que se echen las culpas los unos a los otros, cuando a la hora de la verdad, cuando hay que tomar las decisiones vemos que votan juntos, como buenos amantes, en el parlamento europeo.