Aún no he salido de mi asombro ante la posición oficial del alcalde de Níjar sobre la situación del agua para el riego en nuestro municipio. Y reconozco que lo que más me sorprende no es la manipulación del relato, ni las medias verdades disfrazadas de sentido institucional, sino la temeridad con la que se pretende reescribir lo que todos hemos vivido.
No. El agua no ha faltado este año en el Campo de Níjar no gracias al Ayuntamiento, ni a su gestión, ni a ninguna intervención milagrosa de última hora. Si no ha faltado agua, es porque existe una balsa de regulación ejecutada por la Comunidad de Usuarios de Aguas de la Comarca de Níjar (CUCN), una obra estratégica que ha sido posible gracias al apoyo del financiero Gobierno de España a través del Ministerio de Agricultura y su plan de modernización de regadíos.
Esa balsa —que el PP no menciona ni una sola vez— es la razón por la que hoy podemos hablar de una campaña agrícola con agua disponible. Y eso no se improvisa con una rueda de prensa ni se consigue lanzando culpas a otras administraciones mientras se oculta la propia pasividad.
El PP habla de la desaladora de Carboneras como si fuera la única fuente de solución posible, pero se le olvida explicar que la Junta de Andalucía —de su mismo color político— es quien tiene en sus manos las concesiones de agua pendientes. Concesiones que llevan más de cinco años sin resolverse. Concesiones que son el documento imprescindible para que una finca agrícola tenga valor, para que un banco conceda crédito, para que una empresa pueda crecer.
Una finca sin papeles de agua no avanza, no vale, no tiene futuro.
Y hoy en Níjar hay cientos de hectáreas esperando una firma de la Junta.
¿También es eso culpa del Gobierno de España?
Dice el PP de Níjar que “exige” a la administración competente que actúe. Pues yo, como portavoz socialista, le exijo que no mienta más. Que no confunda a los vecinos. Que no les diga que ellos garantizan el agua cuando quien tiene la competencia en distribución y en concesiones es la Junta de Andalucía, no el Gobierno central.
Los agricultores de Níjar no necesitan más titulares. Necesitan agua, papeles, seguridad jurídica y planificación. Necesitan que la Junta deje de mirar hacia otro lado. Que dejen de ser tratados como ciudadanos de segunda mientras ven cómo pasa el tiempo, cómo suben los costes y cómo sus explotaciones pierden competitividad por culpa de la burocracia de la Junta de Andalucía.
Y por si a alguien se le ha olvidado: la agricultura en Níjar no vive del aire. Vive del agua y de la gestión responsable del agua. Lo que hoy funciona en Níjar, lo que hoy permite mantener el riego en medio de un contexto difícil, es fruto de la planificación de años atrás, del trabajo silencioso y eficaz de las comunidades de regantes y del compromiso presupuestario del Ministerio de Agricultura del Gobierno de España.
Querer apuntarse ese logro a golpe de titular es una falta de respeto a quienes han trabajado cada día para que el campo de Níjar no se seque. Y es, también, una falta de honestidad hacia nuestros vecinos.
Así que, desde aquí, desde la voz de la oposición responsable, desde la mirada de una vecina que conoce cómo funciona la administración pública, exigimos que retiren ese relato tramposo que solo busca esconder la inacción de la Junta de Andalucía.
Y en este Pleno, lo diré con toda claridad:
Las balsas las ha pagado el Gobierno de España.
La distribución del agua y las concesiones dependen de la Junta.
La Mar de Alborán no ha dado agua.
Y el Ayuntamiento se ha limitado a mirar desde la barrera.
Si quiere ayudar de verdad al campo de Níjar, deje empezar a pedir con firmeza a la Junta lo que le corresponde exigir: agua con derechos, seguridad jurídica y responsabilidad de gobierno.
Porque el agua no se improvisa.
Y la verdad, tampoco.