El susanismo, más de lo mismo
domingo 22 de febrero de 2015, 15:22h
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Menos mal que “se refería a todos” cuando en noviembre del año pasado Susana Díaz advertía que tendría que dejar su escaño cualquier diputado socialista que resultase imputado por el Tribunal Supremo o el Tribunal Superior de Justicia.
El pasado martes, los ex presidentes de la Junta de Andalucía Manuel Chaves y José Antonio Griñán eran imputados por el juez instructor del ‘Caso Ere’ en el Supremo y, como era de esperar, tanto el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, como la candidata socialista a la Junta de Andalucía han puesto en práctica aquello de “donde dije digo, dije Diego”. De manera que no se referían a una simple citación para declarar en calidad de imputados, sino a una imputación de delitos.
Esta es la progresía del partido socialista, una doble vara de medir donde un imputado del PP, ya sea por causa mayor o menor, es un delincuente que debe ser enchironado, mientras que uno del PSOE es siempre una víctima de una caza de brujas o de un juez prevaricador.
Así se presenta Susana ante los andaluces, aparentando un tiempo nuevo con sus gracietas y su desparpajo trianero, engullendo los problemas del paro y la corrupción con su discurso de la transparencia y la renovación democrática de la que, como vemos, da fiel ejemplo.
No es, precisamente, una recién llegada. De hecho, no consta en su haber más registro que el político. El susanismo -más de lo mismo-, vuelve a traer las viejas costumbres de una gestión anquilosada en el conformismo.
En los últimos años, se ha incrementado un 30% la población andaluza que ha tenido que emigrar por razones económicas, siendo la mayoría jóvenes entre 25 y 35 años. Me pregunto si después de 32 años de gobierno socialista esa generación y las venideras merecen algo mejor que el tener que hacer las maletas en busca de una segunda oportunidad.
España, le guste a quien le guste y le pese a quien le pese, está recuperándose de la crisis. Nuestro país comienza a tener algo que hace mucho tiempo no tenía: expectativas. La expectativa de entregar un curriculum y que te llamen. La expectativa de invertir en un negocio y te puedan ir bien las cosas. La expectativa de poner en venta una casa y te la compren.
Pero qué expectativas podemos tener los andaluces si la propia Susana no va más allá del 22 de marzo. Conformismo o ilusión, esa es la cuestión.
Concejala de Políticas de Igualdad en el Ayuntamiento de Almería
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