La obra ‘Nada ni nadie’ se presenta como una aguda reflexión sobre la sociedad contemporánea, todo ello envuelto en un contexto tragicómico y distópico. En una representación que tuvo lugar en el Teatro Apolo, el público fue transportado a un escenario desolador que evoca la desolación del Sahara, justo cuando la humanidad parece estar al borde de su extinción.
Este espectáculo es una creación de Jesús Lozano, junto con la compañía María de Melo Producciones, quienes ya habían cautivado a los espectadores almerienses el año anterior con ‘Alfonso X, la última cantiga’. La nueva propuesta no decepcionó, ofreciendo un texto vibrante y provocador que explora temas como las mentiras, locuras y críticas sociales en un mundo donde los excesos del poder son evidentes.
Una trama intrigante
Los protagonistas, Pit y Matt, son los últimos sobrevivientes conocidos de un mundo devastado. Matt, quien ha sido guardaespaldas de Pit, un empresario adinerado marcado por su falta de empatía y sus oscuros secretos, se convierte en el nuevo tirano gracias a su pistola. Esta dinámica crea un juego inquietante entre ambos personajes, donde el poder y la venganza se entrelazan en una lucha constante.
A lo largo de la obra, se siente una atmósfera asfixiante que refleja las tensiones sociales actuales. ‘Nada ni nadie’ despliega una crítica mordaz hacia una realidad donde siempre prevalece el “tú más”, sin considerar las graves consecuencias que pueden llevar a situaciones extremas como el apocalipsis.
Reflexiones profundas
Bajo la dirección de Jesús Peña, esta tragicomedia invita al espectador a cuestionar su propia postura ante los abusos y la competitividad inherente en nuestra sociedad. La obra plantea interrogantes sobre nuestros valores y actitudes frente a un entorno cada vez más hostil y competitivo.
Con un diseño de iluminación impactante a cargo de Juan José Hernández Triguero y Nuria Prieto, así como un espacio sonoro creado por Álvaro Rodríguez Barroso, cada elemento contribuye a intensificar la experiencia. La dirección artística y vestuario son obra de María de Melo Collection, mientras que Talleres El Molino se encargó de la escenografía. Además, la fotografía es cortesía de José Bayón y el video fue realizado por Visto y No Visto Producciones.