www.noticiasdealmeria.com
Ratifican la condena contra el hombre que intentó quemar a su expareja e hijas en Berja
Ampliar

Ratifican la condena contra el hombre que intentó quemar a su expareja e hijas en Berja

El Tribunal Superior sella la condena de más de 18 años que culminó una vida de maltrato prendiendo fuego al edificio de su familia

Por Rafael M. Martos
x
directornoticiasdealmeriacom/8/8/26
https://www.noticiasdealmeria.com
lunes 29 de septiembre de 2025, 13:10h
Add to Flipboard Magazine. Compartir en Meneame

Escucha la noticia

La justicia ha dictado su palabra final en un caso que encapsula la más brutal escalada de la violencia de género. El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) ha confirmado y elevado a firme la sentencia de más de 18 años de prisión para Francisco G. G., un vecino de Berja (Almería) que, tras someter a su pareja y a sus tres hijas a un infierno de abusos durante 16 años, intentó culminar su obra de terror prendiendo fuego al edificio donde residían. La resolución del alto tribunal desestima de forma contundente el recurso del condenado, ratificando la minuciosa investigación y el fallo de la Audiencia Provincial de Almería que lo declaró culpable de maltrato habitual, amenazas graves, un delito de incendio con extremo peligro para la vida de las personas y dos delitos de lesiones.

La noche del 14 de mayo de 2019 quedará marcada como el día en que las amenazas se convirtieron en llamas. Francisco G. G. se encontraba en el mismo edificio que su expareja, Vanesa G. G., y sus hijas, cenando en el apartamento de una prima. Ante ella y otra vecina, verbalizó su plan con una frialdad escalofriante, repitiendo su intención de "meter fuego al cuadro de luces". Lejos de ser una bravuconada, era el preludio de la catástrofe. Al salir de la vivienda, se dirigió al portal, forzó la puerta del armario de contadores y provocó un fuego que devoró con voracidad el cableado, extendiéndose con rapidez por el hueco de la escalera. El humo denso y tóxico inundó el inmueble, convirtiéndolo en una trampa mortal y desatando el pánico entre los vecinos. Su expareja y sus tres hijas se vieron acorraladas, obligadas a huir al balcón como única vía de escape mientras el edificio ardía. La intervención de los bomberos evitó una masacre, pero las secuelas fueron graves: una vecina sufrió quemaduras de segundo grado en ambas manos al intentar sofocar el fuego inicial, y Vanesa G. G. tuvo que ser atendida por intoxicación por humo y una severa crisis nerviosa.

IRRESPIRABLE

Este acto de violencia extrema no fue un hecho aislado, sino la cima de una larga y sistemática campaña de terror doméstico. La sentencia dibuja un retrato desolador de los 16 años de relación, describiendo una "atmósfera psicológica y moralmente irrespirable" impuesta por el agresor. El tribunal consideró probado que la violencia era una constante en la vida de la familia. Los insultos vejatorios como "puta, zorra o desgraciada" eran diarios, a menudo proferidos delante de las niñas.

Las agresiones físicas, que iban desde empujones y bofetadas hasta puñetazos, se mezclaban con amenazas de muerte continuas, en las que prometía matarlas y "prenderles fuego", una premonición que casi se hizo realidad. Este clima de miedo y dominación, agravado por el abuso del alcohol, dejó cicatrices imborrables, como confirmó el informe forense que diagnosticó a la madre con un grave trastorno adaptativo y detectó en las menores un trauma profundo por haber sido testigos de la violencia. La situación era tan insostenible que la hija mayor se vio forzada a abandonar el hogar para irse a vivir con su abuela.

DEFENSA

La defensa de Francisco G. G. basó su apelación en un supuesto error en la valoración de las pruebas por parte del tribunal de primera instancia. Sin embargo, el TSJA ha desmontado por completo este argumento, calificando el conjunto probatorio de "verdaderamente concluyente". Los magistrados han destacado la solidez y coherencia del testimonio de la víctima, libre de cualquier atisbo de incredibilidad, y lo han considerado poderosamente corroborado por testigos cruciales. Resultó demoledor el testimonio de la propia prima del acusado, quien, a pesar de su vínculo afectivo, no dudó en confirmar en el juicio que las amenazas de quemarlas eran algo que le había oído "de siempre" y, crucialmente, que lo vio manipular el cuadro eléctrico momentos después de anunciar su intención.

El tribunal concluye que la culpabilidad se sostiene en una cadena de indicios irrefutable: un historial de amenazas específicas con fuego, la manifestación explícita de su plan minutos antes de ejecutarlo, su presencia probada en el punto exacto donde se originó el incendio, el hecho de que las llamas comenzaran inmediatamente después de su marcha y su actitud pasiva posterior en la escena del crimen. Con esta resolución, se cierra el círculo judicial sobre un hombre que convirtió su hogar en una prisión de miedo y que estuvo a punto de transformarlo en una tumba de fuego. La condena es ahora definitiva, y a los más de 18 años de cárcel se suman largas prohibiciones de acercamiento a las víctimas y la obligación de compensarlas económicamente por el irreparable daño físico, psicológico y material causado.

Rafael M. Martos

Editor de Noticias de Almería

Periodista. Autor de "No les va a gustar", "Palomares en los papeles secretos EEUU", "Bandera de la infamia", "Más allá del cementerio azul", "Covid19: Diario del confinamiento" y "Por Andalucía Libre: La postverdad construida sobre la lucha por la autonomía andaluza". Y también de las novelas "Todo por la patria", "Una bala en el faro" y "El río que mueve Andorra"

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios