Se acerca el buen tiempo, llegan los turistas, y recuerdo lo mucho y bien que viene trabajando la diputación de Javier Aureliano, que sentaba a los municipios del levante almeriense hace unos meses para buscar tiempos nuevos en su futuro desarrollo. Las tormentas de ideas siempre vienen bien en estas reuniones. Leer las consideraciones ofertadas, los puntos sobre los que se va a trabajar, y que caben en una hoja de folio, nos lleva a creer que el futuro planteado desde la institución provincial para esta zona almeriense está asegurado. Se estarán preguntado, y no se equivocan, ¿dónde le ponemos el pero? Es cierto que se viene trabajando, y supongo que bien, pero somos la segunda por la cola a la hora de recibir turistas, lo dicen los datos de Andalucía. Pero sigamos.
De todo lo leído, y con lo que de entrada se puede estar de acuerdo, solo hay una cuestión que no entiendo, y que me gustaría que me lo explicaran algunos de los políticos de don Javier. Lo del turismo sostenible lo teníamos asumido, aprendido y hasta defendido. Costó llegar a entender lo de sostenible, no vayan a creer, al principio creíamos que había que sostener en peso a los turistas, y algunos, especialmente los alemanes eran duros en lo de los kilos. Un día nos explicaron lo de sostenible, por fin lo entendimos, y dejamos de coger en peso a las turistas que llegaban. Pero no olviden que Europa ha dado un margen de tres años, hasta el 28, para lo sostenible, hay que dejarlo de lado por ahora, nos dicen.
Lo de inteligente me tiene en un brete. ¿Tenemos que hacerle un examen a los turistas cuando lleguen a Almería? ¿Y qué le preguntamos? Tendrá la diputación que darnos las distintas plantillas con las que examinar a los turistas. Una pregunta ¿El turismo que nos llega en pateras lo tenemos que ver también cómo inteligente? ¿Hay que hacerles un examen para ver si son lo suficientemente listos e inteligentes como para dejarles pasar sus vacaciones en nuestro litoral a pensión completa?
No estoy de coña, que noto en sus caras que lo están pensando. No he sido yo el que se ha inventado lo del turismo inteligente, son los chicos de don Javier. Les dejo un minuto, que me llama el profesor Flores desde la capital de España. Hablo con él y vuelvo, no tardo mucho. Ya me tienen de nuevo con ustedes. Me dice que estaba leyendo el artículo, y que lo de turismo inteligente es porque se quiere que los turistas no vengan solo a disfrutar de nuestras playas, que las colapsamos con tanto cuerpo desnudo tumbado sobre las arenas, que tenemos que vender los museos, las geodas, la cultura. Los vestigios que viejas piedras y culturas han dejado en nuestro suelo. Oiga, no está nada mal.
Cerramos entonces las playas y abrimos los museos. Tampoco es eso, hombre de Dios. Se pueden y se deben compaginar las dos formas de turismo, el de la playa y chiringuito durante la mañana, y el cultural e inteligente por la tarde visitando los museos. Son listos estos chicos, con razón están en la diputación y ganando unos buenos sueldos. Y por las noches, ¿a dónde mandamos al turista inteligente? Silencio, no parece que por ahora lo hayan pensado, habrá que esperar a otra tormenta de ideas de diputación para que nos aclaren lo que debemos hacer con los turistas listos durante las noches. Vale, estoy en el Kiosco Amalia, me avisan cuando lo sepan.