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Un soberbio en el Senado
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Un soberbio en el Senado

Por Juan Torrijos Arribas
lunes 03 de noviembre de 2025, 06:00h
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¿Qué pensaban ustedes que iba a hacer el presidente ante la comisión en el Senado? Lo mejor era perder la memoria, olvidar lo que ha sido su partido en estos años, lo que ha hecho su hermano, su esposa y los hombres fuertes de su partido. Y lo llevó a rajatabla a lo largo de las cinco horas que duró la comparecencia. Ante cualquier pregunta que se le hiciera, no se acordaba, no le constaba. Senil andaba el presidente. El en Psoe y en los medios pagados por el gobierno, satisfechos, Pedro estuvo bien. En los de la derecha la cuestión no estaba tan clara. Se había ido vivo era la constancia en algunos de ellos, con actuación agridulce por parte de los partidos de la oposición, otros destacaban que se escondió en que había perdido la memoria, o que el pobre no se acordaba ni con quién había dormida la noche anterior. Así, diez, veinte veces y todas las que hicieran falta.

Demostró que es un artista a la hora de ningunear la verdad, las instituciones y las personas. Le importa un pimiento los jueces, la oposición y los medios libres. Y Lo demostró una vez en la comisión del Senado con soberbia, y hasta un punto de cierta chulería. Estaba demostrando que era el presidente, el que manda en la libertad y las haciendas de los españoles. El que impone su ley junto a los defensores de los asesinos de Eta, los terroristas de Terra Lliure y los comunistas de Podemos y Sumar. Cuando le preguntaban si en Ferraz se había pagado en sobres, su contestación siempre era la misma: En Génova sí. No mentía en lo de los sobres en el Psoe, desviaba la pregunta al Pp, y así jugó durante cinco largas horas con los miembros de la comisión.

Tiene cara dura suficiente para decir que su partido y su gobierno es limpio, y que él es un presidente limpio. Le faltó decir que es un secretario del Psoe limpio, y que algunos le pudieran recordar lo que hacían en Ferraz, detrás de una cortina, sus más íntimos correligionarios. Luchar contra un hombre que no tiene escrúpulos es complicado, intentar que te diga la verdad un mentiroso compulsivo, que ha demostrado a lo largo de los últimos años las veces que les ha mentido a los ciudadanos un mañana, y a las pocas horas hacer todo lo contrario de lo manifestado, reitero, no es cuestión fácil de lograr.

No le importa ninguna verdad que no sea la suya, y si la tiene que imponer con burdas mentiras no vayan a pensar que se le va a caer la cara de vergüenza, más bien al contrario. Sabe que cuenta con dinero suficiente para acallar voces, pagar minutos de televisión y radio, pagar titulares de prensa, comprar contertulios, cómicos y folklóricas. A los senadores de la oposición se les escapó con vida, dicen sus medios pagados. ¿Se puede escapar con vida alguien que no se acordaba de nada, que solo tuvo evasivas, insultó a las instituciones, y se comportó, como le hemos visto la mayoría de los miércoles en el congreso, contestando lo que le daba la gana ante cualquier pregunta, echando balones fuera y defendiendo que el único honrado que hay en este país es él? Solo le notamos algo nervioso cuando le sacaban a colación la cuestión de su familia. Lo de su esposa y su hermano se le atragantaba, le hacía sudar, era como si se estuviera tragando un sable, pero los senadores de la oposición no mordían lo suficiente en esas sensible presas.