Se iba a nombrar obispo de Barcelona, al igual que ocurre en estos días con el papa en Roma. El hoy barrio Hospitalet, desde hace años lugar tomado por los andaluces, y donde el flamenco tiene su santo y seña con la peña Fosforito, tenía una mayoría de almerienses entre sus vecinos, en aquellos lejanos tiempos perdidos en la memoria. Aquella mañana amaneció la entonces ciudad con carteles y pancartas colgadas en sus balcones, en los que se podía leer: “Como somos mayoría, lo queremos de Almería”. No recuerdo si lo consiguieron, tampoco era lo más importante, pero ahí estuvo la lucha de los paisanos a favor de que uno de los suyos fuera el pastor que les condujera en aquellos duros años de la emigración.
Recuerdo esta historia al ver como no somos solo nosotros los que apostamos por un papa nacido en Vélez Rubio, Cristóbal López Romero, actual arzobispo de Rabat. En la prensa de tirada nacional se habla del paisano, y en los canales de la televisión de la América hispana es uno de los nombres que suena como papable. Hoy se inicia el cónclave que le dará a la iglesia católica un nuevo dirigente, dicen que se sabe como comienza la reunión, pero que hasta el final no se sabe cómo acabará. Aseguran los papables en sus declaraciones que nadie quiere el cargo, que es mucha responsabilidad la que conlleva. No he sido papa, que quieren, no puedo saber lo que supone el cargo, pero uno los ve contentos en su papamóvil, vestidos de primera comunión.
Es posible, supongo, imagino, que puede ser cierto que a algunos de los ciento treinta que se reúnen a partir de hoy en el Vaticano, no les debe gustar la responsabilidad que supone ser la cabeza de la iglesia católica, que prefieren el rezo y la entrega al trabajo con la gente. Sin tanto prelado a su alrededor, sin tantos viajes te gusten o no, sin peleas de gallos coloraos en el entorno, y todos ellos creídos de poseer la luz divina de las alturas. Pero, sabiendo lo que supone para millones de católicos el sucesor de Pedro, lo que hay que esperar es que los cardenales no se equivoquen en su elección. Hay quien piensa que los más de cien nombrados por Francisco van a seguir el camino abierto por el argentino, algo parecido a lo que hacen los nombrados por Pedro Sánchez en el gobierno o empresas públicas o privadas, por lo que lo tienen chupao, pero algunas voces han asegurado que no, que, a la hora de votar, no les afecta a los prelados quien los nombró.
Por si acaso, levanto mi pancarta desde aquí por el paisano. No creo que le consiga ningún voto con mi apoyo, pero me encantaría que el nuevo papa fuera nuestro paisano Cristóbal. Tienes mi voto, y creo que el de casi todos los almerienses. ¡A por la fumata!