"En tiempos de corrupción es cuando más leyes se dan".
Étienne Bonnot de Condillac.
Cuando se carece de coraje y dignidad políticos (disculpad el oxímoron), resucitar fantasmas de siglos pasados se vuelve recurrente. Nos hace bostezar así, en sus discursos mal leídos, la evocación de las ánimas de Cánovas y Sagasta con olor a naftalina. Con similar democrática convicción a la de Girón de Velasco cuando vehemente regurgitaba su amor a España en las Cortes del Movimiento, enarbolando el argumento de que se había comprado 'una provincia entera' para él solo. Aunque luego el especulador 'león' de Herrera de Pisuerga, afincado por desgracia en Fuengirola, malvendiese la costa malagueña a oportunistas guiris sin escrúpulos por tres perrillas.
No puede faltar tampoco a la cita, en el deambular de los espectros, Joaquín Costa y la nostalgia caduca del regeneracionismo. Después del vapuleo de EEUU en las provincias de ultramar tras 1898, los imperialistas españoles se resentían amargados, ya que en su patria de cómitres había dejado de no ponerse el sol, ni una mala sombra. No les quedaba más remedio que homologarse al pelotón de Estados europeos, en trance descolonizador en el planeta entero. Para ello habría que concentrarse en una educación y administración modernas, es decir Laicas, únicas garantes del respeto equitativo a todas las creencias... y del derecho a no tenerlas. Sin regüeldos ensoberbecidos de anacrónicas batallitas a lo Santiago Matamoros. Contemporizar con el nacional-catolicismo se consideraba no únicamente oscurantismo y subdesarrollo, sino síntoma de mezquina estulticia. Lástima que en este aspecto, el de una auténtica aconfesionalidad de lo Público sobre todo en materia educativa, la mayoría de los representantes electos hoy por los jefes de la camarilla de partidos, y buena parte de la judicatura -subvencionados por todos, creyentes o escépticos en el trágala-, están a la misma altura que el padre Astete.
Los autocalificados 'regeneradores', noveles cuentistas aprovechándose en vano de los esfuerzos de los viejos krausistas decimonónicos y otros, se disfrazan con la aureola del gran Sanz del Río, del citado Costa, del rondeño Giner de los Ríos, hasta de Ferrer Guardia si se tercia. Pretenden convencernos sin resultado de la sinceridad de sus propósitos. Primero dan por hecho que ha habido una supuesta 'transición', ¿de unas Cortes constituidas franquistas a otras 'constituyentes' sin la indispensable Asamblea ciudadana, por arte de birlibirloque? ¿Con una 'constitución' confeccionada a base de refritos mal pergeñados, por siete padres putativos reunidos en secreto, entre ellos Fraga?
Acto seguido los sedicentes 'constitucionalistas', los partidarios de ese papel mojado apañado a escondidas por el arrogante don Manuel, por el abogado de la esposa de Urdangarín, Roca, y el resto de los cinco magníficos, procuran camelarnos a caraperro con que dada la inigualable excelencia de su 'carta magna' admite menos enmiendas que las Tablas de Moisés (excepto si Merkel da un telefonazo a Rajoy y Zapatero, y se incluye con escarnio de un día para otro el forzoso añadido en el Art. 135 de esa inolvidable frasecita criminal: “los créditos para satisfacer intereses y capital de deuda pública se entenderán siempre incluidos en el estado de gastos presupuestarios y su pago gozará de prioridad absoluta”).
Al menos por otros lares a Urkullu y Feijóo debemos agradecerles que no torturen a los gañanes de su caserío y pazo respectivos con monsergas reformistas, prietas las filas los leales camaradas. Allende Ponferrada no importa que el partido mayoritario haya sido implicado por los propios extesoreros de Génova en financiaciones ilegales de la propaganda en los sufragios autonómicos, durante décadas, incurriendo en presuntos y gravísimos fraudes en los comicios. No pasa nada si son 'Do noso' (De los nuestros). Y de los lehendakaris, dados tradicionalmente a los enjuagues con el gobierno central, fieles a los intereses de sus oligarcas, privilegiados cupos discriminando al 'sur' y demás... ¿qué podríamos decir? ¡Resiste al tamayazo centralista, Íñigo, sé fuerte...!
Vayamos por partes, almas de cántaro, ¿cómo va a 'regenerarse' algo si una verdadera Democracia con estricta Separación de Poderes en origen, ejercicio y funciones aún no ha sido Generada, y hasta los miembros de las más altas magistraturas del Estado se eligen por 'cuotas de partidos' o adscripciones ideológicas a éstos? ¡Si ni siquiera son capaces de velar por la limpieza de los procesos electorales con supervisión de organizaciones no afines al gobierno o internacionales, a la hora de evitar posibles manipulaciones electrónicas del código fuente en el recuento de votos!
Antaño al menos la hornada de pequeños partidos tenían derecho a espacios electorales gratuitos durante las campañas. Ahora ya ni eso, desentonan entre tanta mirífica perfección... de cuatreros del pluralismo, se entiende. Muy lerdas tendrían que ser las formaciones no subsidiadas si en unas probables nuevas elecciones no se abstuviesen, dejando así de engordar vía Ley de Hont a la castuza turnista de forma indirecta. Vale que nos toméis por pardillos, forma parte al contemplarnos de las anteojeras de los tetracabecillas de la partidocracia, y sus clientelares palmeros por autonomías y provincias; pero no nos exijáis un gaznate no de boca de alcantarilla, sino de agujero negro celeste. Lo siento, tamaño estómago de saurio jurásico sólo está al alcance de los devotos de su inescrupulosa parroquia.
Naturalmente si nos quejamos encima saldrán con el inquisitorial mantra de que si populistas, radicales, separatistas, etc. Todo sirve en el demagógico mejunje nacionalista español, con tal de verse reflejados en su espejo oscuro: aquellos triunfales tiempos de aquel ministro del genocida múltiple de El Ferrol, José Solís, dando mítines por las plazas de toros, presididos por el rojigualdo blasón del pollo churrascado, para acto seguido sus cercanos conmilitones degustar la suculenta gastronomía local, e irse a pescar fulanas al yate del compadre empresario o pegar unos tiritos al picadero del señor marqués, con alguna que otra sotanilla cómplice dando una pizca de morbo a las farisaicas bacanales de los amos.
¡Cuánto envilece la jactancia del poder al despreciar la legitimidad! Los neófitos tardofranquistas, con traje democrático de camuflaje -facciones partidistas devenidas órganos del Estado, subvencionadas por éste como los actuales tuneados sindicatos verticales, no pueden ser representativas de la sociedad civil, ni aun 'de izquierdas'-; los camaleones añorantes de la camisa azul o del dios partido rojipardo firme el ademán no van a generar, ni mucho menos regenerar, nada.
Sólo puede despegarles de la poltrona la lucha incesante por la Libertad colectiva de los Pueblos ibéricos, un enérgico impulso democratizador ciudadano empujándoles a ello. Pero ay, en el cortijo de súbditos del hijo del rey de Franco ¿dónde están los Ciudadanos? No sirve ni tan sólo en el trampantojo adulterado de 'cambio' que las exconsortes de Iglesias y Errejón, despechadas o presas de maquiavélico furor, invoquen un gatopardiano supremacismo hembrista en la capital de la Zarzuela, para colarnos el mismo bodrio en clave de 'aquí hay tomate'.
Tranquilos, bipartidistas de las JONS, no hay porque preocuparse, vuestro recambio violeta-anaranjado, una vez degustadas las mieles de la mamandurria de la timocrática monarquía de partidos, y el oropel mediático destacando cada una de las lenguaraces paridas, tampoco está por la labor de dotarnos de una Democracia real. Pagar las pensiones de los jubilados alemanes a golpe de inducidos intereses eternos, los sueldos de los acólitos del foráneo Estado -regalo del Duce por los Acuerdos de Letrán- vaticano, dar patente de corso a evasores fiscales amnistiándolos, con las SICAVs o triangulizaciones financieras entre opacos 'paraísos', la condena a nuestros mayores a la miseria, junto a las masas desproletarizadas de modo estructural, una galopante deuda impagable, la Sanidad abatida y la machacada Educación... en su conjunto ello representa una insignificancia muy por debajo de lo que nos cuesta vuestra muy cara vanidad.
Por esa razón los politicastros, a cargo del erario público, se han propuesto no hacernos votar en unas Navidades cada vez más empobrecidas y tristes, dándole a la maquinita modificadora de 'leyes' al tuntún. No por ahondar un foso ya insalvable entre las generaciones de los resignados niños del caralsol, ahora talluditos, y los asqueados de esta farandulera pseudodemocracia, enzarzándose en disputas entre alfajores, espumosos y garrapiñadas. Ello no les inquieta en absoluto. Sin embargo los emigrantes del 'voto rogado'/ robado retornan con sus familias en esas fechas. Conocen de la eficacia, de la prosperidad, conseguida en Estados avanzados por saber trabajar en equipo, por haber sabido batallar sin tregua por una Democracia.
Y os tienen demasiadas ganas, farsantes 'regeneradores' legicidas de vía estrecha.