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Sin paños calientes

Por Rafael M. Martos
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lunes 16 de enero de 2017, 21:38h

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Mientras se le siga llamando violencia de género, se nos estará dejando fuera de la solución a los hombres, cuando nosotros somos parte esencial en la erradicación la barbarie machista. Y es que ahí está la clave. Quien ejerce acoso, degradación, humillación, alienación, agresiones, y en algunos casos, mata, no es el género masculino, si no el machismo. Por tanto, no es la violencia de un género contra otro, sino de una ideología contra la sociedad.

Machista es quien considera que la mujer no es más que una costilla caída, y por tanto, no es que sea diferente al hombre, es que éste está designado como su amo, con lo que esa palabra significa. Ella está hecha para servirle sin rechistar, pero también está obligada no levantar la vista del suelo que él pisa, es decir, a no ver más mundo que ese.

Hay que acabar con el machismo. Hay que exterminarlo. Pero desgraciadamente los jóvenes están cada vez más entregados a ella, y para eso basta con advertir cuales son los estereotipos que nos abruman en los medios de comunicación –redes sociales incluidas- hasta el punto de que hombres y mujeres de mi generación somos mucho menos machistas que ellos, supuestamente más modernos.

Quizá se nos está yendo la mano con los denominados micromachismos –que existir, existen- y mientras, dejamos lucirse en prime time, el gran machismo, que por ejemplo llega a extremos tan curiosos como que ayuntamientos progresistas que en vez eliminar la patética elección de reina de las fiestas, lo que hacen es elegir también un rey, o quienes en vez de suprimir espectáculos que degradan a la mujer, lo que hacen es ampliarlos al hombre. Eso sí, todo en nombre del progresismo, como en su momento fue fumar… que es malo, sí, pero como el hombre fuma, pues la mujer liberada debe fumar, que el hombre se monta despedidas de soltero porno, pues la mujer liberada en vez de rechazar eso, lo que debe hacer es imitarle.

Pues no, me niego a llamar violencia de género a lo que es violencia machista, una ideología basada en la dominación, en el control. No se puede mirar para otro lado, porque lo ha ocurrido en Huércal de Almería es el triste final de un virus cuya enfermedad tiene muchos síntomas. Y no es un analgésico contra la sintomatología lo que cura. La única cura en estos casos es la amputación del miembro infestado.

Es una información de noticiasdealmeria.com:..

Rafael M. Martos

Editor de Noticias de Almería

Periodista. Autor de "No les va a gustar", "Palomares en los papeles secretos EEUU", "Bandera de la infamia", "Más allá del cementerio azul", "Covid19: Diario del confinamiento" y la novela "Todo por la patria"