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¿Vienen menos o mueren más?
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(Foto: DALL·E ai art)

¿Vienen menos o mueren más?

Por Rafael M. Martos
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domingo 01 de junio de 2025, 06:00h

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Los recientes datos sobre inmigración irregular publicados por Noticias de Almería, que recogen cifras oficiales del Ministerio del Interior correspondientes al periodo del 1 de enero al 15 de mayo de 2025, nos invitan a una profunda reflexión. El informe, titulado "Inmigrantes llegados a España por vía marítima y terrestre", presenta una disminución de casi 6.000 personas respecto al mismo periodo de 2024, lo que representa una caída del 29%. Sin embargo, antes de celebrar estas cifras, es crucial desglosar el verdadero significado de los términos y las implicaciones no declaradas.

El primer punto de análisis debe ser el título del informe: "Inmigrantes llegados a España". Esta formulación sugiere una exhaustividad que no se corresponde con la realidad. Los datos que se nos presentan no son el total de personas que han alcanzado suelo español, sino aquellos que han sido interceptados. Esto incluye a quienes han sido rescatados en el mar o detenidos en puntos de entrada como aeropuertos, estaciones de autobús o puertos. Por lo tanto, el informe no contabiliza a quienes logran entrar sin ser detectados. Este es un matiz fundamental que distorsiona la imagen completa del fenómeno migratorio.

A esta primera consideración, debemos añadir una segunda y más sombría: las personas que pierden la vida en el intento de llegar a Europa. Estas tragedias, lamentablemente, no figuran en ninguna estadística oficial, ya que sus cuerpos rara vez son recuperados y sus puntos de fallecimiento son desconocidos. Para tener una visión global y, sobre todo, humana del problema de la inmigración irregular, sería imprescindible sumar a los interceptados no solo a los no interceptados, sino también a aquellos que mueren en el camino.

Los datos oficiales indican que la mayor reducción de "llegadas" (o, más precisamente, interceptaciones) se ha producido por vía marítima. Si en 2024 se interceptaron casi 20.000 personas por mar, en el mismo periodo de 2025 la cifra desciende a unas 14.300, lo que supone un 28% menos. Esta bajada se traduce también en una reducción del 23,6% en el número de embarcaciones interceptadas.

Ante estas cifras, cabe preguntarse: ¿realmente ha disminuido la voluntad de las personas por huir de situaciones desesperadas en África, Mali, Somalia, Centroamérica, Libia o Argelia? ¿Podemos creer que el número de inmigrantes que intentan llegar a Europa se ha reducido a estos niveles, o que el número de embarcaciones que parten es significativamente menor? La lógica más elemental nos dice que no es así. Las condiciones que impulsan la migración forzada no han desaparecido; de hecho, en muchos casos, se han intensificado.

La única conclusión plausible ante esta aparente paradoja es desgarradora: cada vez son más las personas que mueren en el mar. Existe un efecto perverso, profundamente inquietante, en la forma en que se miden los resultados de la lucha contra la inmigración irregular. La "eficacia" en esta lucha parece estar ligada directamente a la reducción de las cifras de llegadas, lo que paradójicamente puede incentivarse mediante la inacción en el rescate.

Si el objetivo es mostrar menos "llegadas", la forma más directa de lograrlo es que haya menos rescates. Cuantas menos personas sean recogidas por Salvamento Marítimo, y cuantas menos embarcaciones sean interceptadas, mejores serán las cifras que un gobierno puede presentar. Y esto no es una crítica al trabajo abnegado de los tripulantes, ni muchísimo menos, sino al hecho objetivo de que si fuesen el doble probablemente salvarían al doble, y si Marruecos interceptara a las que parten de sus costas, pues también.

Gráficamente, por ejemplo, de 1.000 personas que parten se rescatan 100, y la estadística oficial reflejará 100 "llegadas". Pero si de 2.000 personas que parten se rescatan solo 90, el informe mostrará una disminución de "llegadas" a 90, a pesar de que el número real de personas que intentaron el viaje se duplicó, y probablemente el número de personas que llegaron, también. La estadística, en este caso, es una herramienta engañosa que esconde una tragedia humana.

Es innegable la necesidad de estadísticas para entender y abordar el fenómeno migratorio. Sin embargo, estas deben ser analizadas con una mirada crítica y con la plena conciencia de lo que no dicen. Las cifras del Ministerio del Interior, aunque oficiales, solo nos muestran una parte de la realidad, y enmascaran el sufrimiento y las muertes que ocurren lejos de los focos de atención y las bases de datos.

¿No es hora de que las estadísticas reflejen la verdadera magnitud de este drama, incluyendo a quienes no llegan, a quienes mueren en el intento?

Rafael M. Martos

Editor de Noticias de Almería

Periodista. Autor de "No les va a gustar", "Palomares en los papeles secretos EEUU", "Bandera de la infamia", "Más allá del cementerio azul", "Covid19: Diario del confinamiento" y "Por Andalucía Libre: La postverdad construida sobre la lucha por la autonomía andaluza". Y también de las novelas "Todo por la patria", "Una bala en el faro" y "El río que mueve Andorra"