La Consejería de Universidad, Investigación e Innovación ha respaldado un proyecto de investigación llevado a cabo por la Universidad de Almería, que ha demostrado que dos compuestos ampliamente utilizados como biopesticidas, presentes en extractos o aceites de naranja y canela, no persisten en el medio acuático. Su capacidad para degradarse bajo la luz solar los convierte en opciones ideales para una agricultura más sostenible y respetuosa con el medio ambiente.
Los compuestos en cuestión, limoneno y trans-cinamaldehído, son reconocidos por su eficacia como pesticidas naturales. Hasta ahora, no se habían realizado estudios exhaustivos sobre su degradación ni sobre posibles acumulaciones que pudieran representar un riesgo ambiental. En un artículo publicado en la revista ‘Water, Air, & Soil Pollution’, el equipo de investigadores presenta datos que confirman que ninguno de estos compuestos genera riesgos significativos.
Resultados del estudio
Los expertos han concluido que estos productos no se acumulan en el agua debido a su rápida degradación. El limoneno se descompone entre 0,08 y 2,82 días, mientras que el trans-cinamaldehído lo hace entre 1,58 y 13,14 días. Además, se ha comprobado que la luz solar acelera este proceso. También se han identificado metabolitos generados durante la descomposición sin que esto afecte la toxicidad original de las sustancias.
El objetivo del estudio fue determinar si estos biopesticidas naturales son seguros para el medio acuático. Para ello, los investigadores prepararon muestras de agua con ambos compuestos y las expusieron a diferentes condiciones: una parte a la luz solar y otra a oscuridad total. Este enfoque simula las condiciones reales en las que podrían encontrarse en aguas abiertas o subterráneas. Tras analizar el tiempo necesario para su degradación, utilizaron técnicas químicas avanzadas para identificar las sustancias resultantes.
Técnicas utilizadas y futuras investigaciones
Se emplearon métodos como cromatografía de gases y líquidos acopladas a espectrometría de masas (GC-MS y LC-MS) para separar y analizar los compuestos presentes en las muestras. Esta técnica es altamente sensible y precisa, permitiendo detectar incluso pequeñas concentraciones de sustancias.
Para evaluar la toxicidad de los compuestos, los investigadores utilizaron un software conocido como ‘Modelado predictivo de toxicidad’ (EPA TEST), que estima cómo se degradan y acumulan estas sustancias y su potencial transferencia a la cadena alimentaria.
Los expertos proponen ampliar sus estudios a otros compuestos utilizados en biopesticidas, así como investigar su interacción con contaminantes adicionales. Esto permitirá a agricultores y reguladores promover el uso de productos que no representen una amenaza a largo plazo para la biodiversidad o la salud humana.
Dicha investigación ha recibido financiación por parte de la Consejería de Universidad mediante el programa FEDER Andalucía 2021-2027, además del apoyo del Plan Propio de Investigación y Transferencia de la Universidad de Almería.