El proyecto, consistente en la figura de dos manos simbolizando un aplauso, pretende ser un símbolo para que el trabajo de aquellos que han estado en primera línea de batalla contra el virus, no se olvide nunca.
Gabriel Amat se dirige personalmente a todos los roqueteros que pertenecen a este grupo de edad para expresar su “orgullo por el esfuerzo realizado durante estos meses”