Un mundo convulso golpeado por las guerras de religión, la honra y la limpieza de sangre, donde el más leve descuido sobre la ejemplaridad de estos preceptos ponía en entredicho la integridad de una persona, a través de una incesante cadena de dimes y diretes, es el marco elegido por el ensemble vocal Cantoría para localizar su recital “Lenguas Malas”.
El cuarteto especializado en el repertorio vocal del Renacimiento Ibérico, compuesto por la soprano Inés Alonso, el alto Oriol Guimerá, el bajo Víctor Cruz y Jorge Losana, tenor y director, recreó sobre el escenario del Festival de Música Antigua de Roquetas de Mar «Mare Musicum», un reflejo de los mentideros en los que se movía la sociedad hispana de los siglo XV y XVI, así como sus cotilleos y oraciones, utilizando la polifonía vocal como narrador omnisciente para describir a aquella ciudadanía de la Contrarreforma que utilizaba todos los recursos a su alcance, la música inclusive, para neutralizar el ímpetu protestante que llegaba desde el corazón de Europa.
A través de este escenario, Cantoría presentaba en el castillo de Santa Ana, “Lenguas Malas”, un trepidante y dinámico programa compuesto por obras populares y religiosas de temática profana de los compositores renacentistas Mateo Flecha “El Viejo” y Juan del Encina que, aunque sus letras podrían hablar de temas triviales, respondían a un propósito más elevado: llegar a comunicar una idea de manera efectiva a un pueblo iletrado. Un concierto que desde principio a fin estuvo repleto de frescura y dinamismo, debido a la perfecta sintonía que el ensemble creó con el público mediante la interpretación semiteatralizada de las obras, así como la descripción de éstas a nivel socio-político para el que fueron compuestas.
Con tres bloques musicales bien definidos y con unas transiciones rápidas entre tema y tema, Cantoría parecía tejer de varias obras un gran y único discurso que llegaba al entendimiento pleno del público sentado en el patio de butacas. La clave del éxito del cuarteto vocal, más allá de la perfección con la que abordaron todos los temas presentados, fue la cercanía de su interpretación, rompiendo incluso la cuarta pared y haciendo partícipe a los asistentes a la función como un personaje más. Aunque sólo había cuarto artistas sobre el diáfano escenario, cuya desnudez se rompían con los tapices que cuelgan de las gradas del castillo, era fácil imaginar una plaza alborotada por el trasiego donde todos y cada uno de los que allí estaban, tenían algo que escuchar, decir o rumorear.
La actuación de Cantoría fue sublime, con unas voces, que sin esfuerzos empastaban con total armonía emitiendo un sonido agradable al oído. Más que cantar, parecían conversar entre ellos y con el público, con el impulso que da ese secreto que se jura no desvelar, y que sale rápidamente a la luz, en forma de cotilleo incontrolable. Ese entusiasmo no se perdió durante toda la velada ni un ápice, y poco importó que el bajo, Víctor Cruz, se presentara en concierto con Cantoría por segunda vez, su dominio de la voz grave y del repertorio, fueron razones más que justificadas para pensar que Cruz llevara años al lado de sus compañeros de ensemble.
Como el siglo XVI no estuvo exento de bravuconadas que exaltaban las supuestas hazañas de aquellos galanes, espadachines y petimetres que las proferían, Cantoría, metido en el tipo, pero desde una perspectiva amable, realizó dos alardes de gran valor en el concierto de anoche. Por una parte, se atrevió a cambiar el programa, en el mismo escenario, sustituyendo la ensalada ‘El Fuego’ de Mateo Flecha, por otra obra del mismo compositor que lleva por título ‘El Jubilate’, una decisión acertada pues ahonda en el repertorio del género de ensaladas, escritas por el autor catalán. La segunda empresa en la que se embarcó el ensemble vocal, a excepción del bajo, fue cantar de memoria ‘La Justa’, una obra con casi 20 minutos de música que perteneciente al catálogo de las míticas ensaladas de Flecha, para así solidarizarse con el esfuerzo de Víctor Cruz, al ser un componente relativamente nuevo en la formación.
Un gesto que gustó mucho a los asistentes que lo agradecieron con aplausos y gritos de ‘bravo’.
Después del tercer recital de «Mare Musicum», algunos podrán decir que lo vieron con sus ojos, rumores quizás, pero todo indica que Cantoría pasó por sus tablas, y dicen las malas lenguas, que lo hicieron todo bien.
Ensemble Alfonsí:
El música e investigador, Jota Martínez, presenta con su formación Ensemble Alfonsí, el recital ‘Instrumentos para loar a Santa María’ un programa singular que aborda la música escrita en los códices medievales de Alfonso X el Sabio, con los instrumentos representados en los mismos.