No sé quién fue el primero en acuñar el término “equipo de opinión sincronizada”, pero desde luego que quien lo hizo, acertó de pleno. Es escuchar cómo saltan los mismos argumentarios, repetidos como un mantra, y ver cómo los micrófonos se convierten en tambores de guerra perfectamente acompasados. Últimamente, la melodía de este equipo se ha dejado oír con especial fuerza a raíz de la investigación que salpica al exministro Cristóbal Montoro por una presunta trama de corrupción. Pero ojo: no hablo solo del caso judicial en sí, sino del despliegue coreografiado que ha seguido, con una ofensiva mediática que ha aprovechado el escándalo para intentar resarcirse frente al Partido Popular.
Porque no se trata únicamente de Montoro, ni de lo que hizo o dejó de hacer. Lo que hemos visto es un ataque de amplio espectro, con una maniobra, nada sutil, para salpicar a Alberto Núñez Feijóo, cuyo único “delito” parece ser haber presidido la Xunta de Galicia mientras Montoro estaba en el Gobierno central con Aznar y Rajoy. ¿Su relación con la presunta trama? Ninguna. ¿Su culpa? Milita en el mismo partido... como le pasaba a Pedro Sánchez con el responsable los GAL, o con los responsables de los ERE. Y con eso basta para que entre en el foco de la maquinaria sincronizada.
Pero vayamos al eslogan estrella del equipo de opinión sincronizada acuñado para calificar el caso Montoro: "Poner a la venta el BOE". Una frase que suena fuerte, poderosa, casi cinematográfica. Según la UCO, la trama de Montoro consistía —presuntamente— en favorecer a ciertas empresas a través de normas legales hechas a medida. Vamos, que se legislaba en beneficio de unos pocos. ¿Grave? Sin duda. ¿Escandaloso? Por supuesto. ¿Inédito? No. Pero es aquí donde me entran las dudas…
Porque, si de verdad vamos a hablar de poner a la venta el Boletín Oficial del Estado, ¿de qué estamos hablando entonces cuando se afirma, por activa y por pasiva, que no habrá indultos para los líderes del procés, y luego se les concede, precisamente porque sus votos son necesarios para la investidura de Pedro Sánchez? ¿Eso no es una venta del BOE? ¿Eso no es BOE a la carta? ¿No es una cesión legislativa a cambio de poder? ¿O es que depende del cocinero?
Hablemos claro: amnistía, indultos, reforma del delito de malversación, eliminación del delito de sedición, cesión a Cataluña de competencias como inmigración, financiación a la carta, negociación para transferir al País Vasco la Seguridad Social… ¿Todo eso son decisiones motivadas por una visión de Estado, o forman parte de un catálogo de concesiones para mantenerse en el poder? Porque si el argumento es que Montoro "vendía" el BOE a determinadas empresas, no sé cómo deberíamos calificar a quien lo pone al servicio de sus socios parlamentarios, o lo que es lo mismo, hace leyes a medida de aquellos cuyo voto quiere lograr... es una compraventa de libro.
La pregunta que flota en el aire es sencilla y brutal: ¿cuánto cuesta el alquiler de La Moncloa? ¿de dónde sale el dinero con que se paga? ¿cuál es el método de pago?
Y no me malinterpreten. Que se investigue a Montoro me parece no solo legítimo, sino necesario. La corrupción no tiene color político. Pero si vamos a lanzar acusaciones tan graves como “poner a la venta el BOE”, hagámoslo con coherencia. Porque uno no puede usar ese término mientras firma en el mismo BOE las leyes que benefician a quien te sostienen. No se puede acusar de corrupción estructural a un rival político y al mismo tiempo escribir leyes a medida para contentar a quienes chantajean desde una posición de fuerza.
El problema no es solo lo que se hace, sino cómo se pretende vestir de virtud lo que no es más que supervivencia política, como reconoció el propio Sánchez, quien si rubor reconoció que lo suyo era "hacer de la necesidad virtud", que estaría bien si no fuese porque ahora considera virtud todo aquello que antes conderaba inaceptable.
Y eso, por mucho que lo repita el equipo de opinión sincronizada, no se convierte en decencia solo por salir en el telediario.