El Indicador Sintético de la Economía de Almería, elaborado por el Colegio de Economistas de la provincia, refleja en su última actualización una tendencia de ligera mejoría en lo que va de 2025, después de varios ejercicios marcados por la pérdida de dinamismo.
La serie histórica muestra que, tras un arranque de 2022 con valores positivos cercanos al 4 %, el pulso económico almeriense fue moderándose a lo largo de ese año, cerrando en torno al 1 %. El 2023 estuvo caracterizado por una fuerte volatilidad, con picos puntuales —como el registrado en septiembre, cuando el indicador superó el 9 %— seguidos de bruscas caídas que llegaron a situarse por debajo del -2 %. Estas oscilaciones respondieron a factores coyunturales y de carácter estacional, propios de una economía muy influida por el sector agroalimentario y la actividad portuaria.
2024 FUE PLANO
En 2024, la economía provincial mostró un comportamiento mucho más plano, con el indicador moviéndose en una horquilla cercana al 0 %, señal de un estancamiento prolongado. No obstante, el repunte de 2025 llega tras un final de 2024 y un arranque de 2025 en el que los registros fueron iguales o incluso peores que los del mismo periodo del año anterior. Entre septiembre de 2024 y febrero de 2025, el indicador se mantuvo en niveles cercanos al 0 % o en negativo, prolongando la sensación de debilidad. Solo a partir de marzo se observa un cambio de tendencia, coincidiendo con el impulso de las exportaciones hortofrutícolas y el impacto de eventos y ferias en el tejido económico local.
La evolución reciente del indicador no puede entenderse sin poner la lupa sobre los sectores que sostienen la economía almeriense. El principal, la agricultura intensiva, ha protagonizado en lo que va de año un comportamiento excepcional. Entre enero y mayo de 2025, las exportaciones provinciales han alcanzado los 3.096 millones de euros, un 12,2 % más que en el mismo periodo del año anterior. La mayor parte de estas ventas al exterior procede de productos hortofrutícolas, que suponen más del 80 % del total y consolidan a Almería como la principal huerta de invierno de Europa. Campañas concretas, como la de la sandía, han registrado incrementos notables, con previsiones de exportación de 631.000 toneladas —un 21,4 % más— por un valor superior a los 229 millones de euros.
MOTORES PROVINCIALES
Este empuje exportador explica buena parte del repunte observado en la primera mitad de 2025, ya que la fortaleza del sector agroalimentario atenúa los efectos de la inestabilidad internacional y de las oscilaciones en la demanda. No obstante, otros motores complementarios han aportado su grano de arena. El turismo, aunque con un peso menor que en otros territorios andaluces, genera picos de actividad en eventos concretos. La Media Maratón Ciudad de Almería, celebrada en abril, dejó un impacto económico estimado en tres millones de euros, con más de 4.200 corredores y más de 3.400 pernoctaciones hoteleras, lo que se traduce en un estímulo puntual para el comercio, la hostelería y los servicios.
A ello se suma la estrategia institucional para reforzar la proyección de la provincia en ferias y mercados internacionales. La participación de Almería en el evento Fruit Logistica de Berlín ha servido para respaldar el trabajo de agricultores, comercializadoras e industria auxiliar, además de posicionar la marca provincial como referente de calidad y sostenibilidad. Paralelamente, el presupuesto de la Diputación para 2025, el más alto de su historia con 268,5 millones de euros y sin recurrir al endeudamiento, contempla inversiones en infraestructuras, bienestar social, y en las marcas “Costa de Almería” y “Sabores Almería”, destinadas a fortalecer el tejido productivo y diversificar la base económica.
AGRICULTURA Y PERSPECTIVAS
En conjunto, la combinación de un sector agrícola en máximos históricos, un turismo que refuerza la actividad en momentos puntuales y una inversión pública orientada a la promoción y mejora de infraestructuras dibuja un escenario que, sin ser todavía expansivo, sí apunta a una consolidación del crecimiento incipiente reflejado en el indicador sintético. Sin embargo, la experiencia reciente demuestra que la economía almeriense sigue muy expuesta a la volatilidad de los mercados, los precios energéticos y las condiciones climáticas, factores que pueden alterar el rumbo en cuestión de meses.
De cara al otoño de 2025, el comportamiento del indicador dependerá en gran medida de la campaña hortícola que arranca en septiembre, de la evolución de la demanda en los principales mercados europeos y de la capacidad del sector turístico para prolongar la actividad más allá de la temporada alta. La incertidumbre internacional, un posible encarecimiento de la energía y la presión de costes sobre la producción agrícola se perfilan como los principales riesgos. En el lado positivo, la diversificación de destinos de exportación y el impulso de eventos fuera del calendario estival podrían ayudar a suavizar los altibajos que tradicionalmente marcan el final del año en la economía almeriense.