Parece que el sol ha decidido venir a Almería con todas sus fuerzas, y no es que me queje, ¡que me encanta! Pero es que hasta el agua de la playa de Aguadulce parece caldo. Y no solo eso, ¡la fauna marina se ha puesto de acuerdo para visitarnos en masa!
Desde que era una niña, mis abuelos me contaban que las medusas eran como fantasmas del mar: aparecían de repente y te daban un susto de muerte. Pues este año, no son fantasmas, son una plaga. Vas a darte un bañito y parece que estás en un campo de minas. ¡Y no solo en nuestra costa! He estado viendo las noticias y parece que es una cosa general, están por todas partes. Y la verdad, no puedo evitar pensar en el famoso "turista odiado".
No, no hablo de ese que te quita la sombrilla de la playa o que habla demasiado alto. Me refiero a la medusa, ¡la turista odiada por excelencia del verano almeriense! Esas pequeñas criaturas gelatinosas que, sin hacer mucho ruido, te amargan la tarde. Y es que este año han venido con el doble de ganas, como si estuvieran haciendo turismo de venganza.
Pero, ¿por qué? Mi padre, que es un sabio de la vida, me dice que es por el calor. Que el agua está más caliente que la sartén de las migas de mi abuela y eso les encanta. El cambio climático, el calentamiento del agua... se ve que les estamos poniendo la alfombra roja para que se queden a vivir. Y claro, si no tienen depredadores naturales, ¡pues a campar a sus anchas! Es como si a mi tía Pepi, que adora la playa, le quitasen las cremas protectoras y el parasol, ¡iría sin dudarlo, y lo haría con más fuerza!
Y lo peor no es solo la picadura. Es el miedo que te entra. Ver a una, dos, tres, y ya te da pánico meterte. ¿Qué podemos hacer? ¿Llenar el mar de cremas after-sun para ellas? (Es broma, no lo hagáis). La verdad es que, a pesar de todo, creo que tenemos que aprender a convivir con ellas. Son parte del ecosistema, y si su ciclo ha cambiado, es por algo que hemos hecho. Así que, con resignación y un buen botiquín a mano, tendremos que seguir disfrutando de nuestro querido Mar Mediterráneo.
Al fin y al cabo, somos de Almería, y aquí, ni las medusas ni el calor nos van a quitar las ganas de disfrutar del mar. Aunque a veces, un buen chapuzón se convierta en una gymkhana. ¿Y tú, qué opinas de las medusas? ¿Ya te ha tocado el 'turista odiado' este verano?