Parto de la idea de que las peor que malísimas comunicaciones ferroviarias de la provincia de Almería no interesan a casi nadie, por lo que este artículo igual tampoco es de esos que invitan a la reflexión cuando se leen.
Entiendo que si apenas doscientas personas acudieron a la última concentración promovida por la Mesa del Ferrocarril, cuando ella sola aglutina a centenar y medio de entidades, pues es evidente que a los almerienses no nos quita el sueño ni nuestras comunicaciones rotas con Granada, ni la incertidumbre del Corredor Mediterráneo, ni los retrasos de la velocidad alta, y mucho menos la interconexión con el Puerto.
Pero como algunos siguen empeñados desde la política en convertir el tema ferroviario en el punto número uno de la agenda reivindicativa almeriense, conviene recordar que más allá del llamado Corredor Mediterráneo, que luego la presidenta Susana Díaz ha convertido en “ramal mediterráneo del corredor”, hubo un tiempo en que el Gobierno andaluz anunció la puesta en marcha del Corredor Transversal, una A-92 pero con raíles y catenaria.
Y hay que recordarlo porque de aquello hace más de una década, pero nunca más se supo. Según los titulares de la propia Junta era un proyecto “vital” para nuestra economía, que supondría ir de Almería a Huelva en poco más de tres horas y media, que tendría 1.100 millones de euros de presupuesto, y generaría 5.500 empleos anuales.
En abril de 2014, después de invertir más de 280 millones de euros y con la plataforma prácticamente terminada entre Antequera y Marchena, la Junta de Andalucía suspendió oficial e indefinidamente todos los trabajos y decidió devolver los créditos europeos recibidos al constatar que no tenía medios económicos para terminar el proyecto.
Pues ahora el consejero de Fomento y Vivienda, Felipe López, dice que es cosa del Gobierno central, que sería estupendo tenerlo, pero que hay que pedir cuentas a Mariano Rajoy, por ser competencia del Estado… y eso después de haberlo ideado, promovido, proyectado y publicitado el Gobierno andaluz, además de haber enterrado casi 300 millones de euros en algo que… dice el consejero… no era competencia andaluza. Vaya por Dios.
No muy diferente es lo ocurrido con el tranvía o tren de cercanías en el área metropolitana de Almería, anunciado hace dos lustros por el Gobierno andaluz, y que ahora resulta que nos dice el mismo consejero, que es competencia del Gobierno central.
Es decir, que el Estatuto de Autonomía de Andalucía deja claro en su artículo 64 que las comunicaciones ferroviarias intracomunitarias son competencia de la Junta de Andalucía, independientemente de quién sea el titular, y ahora llega el señor López y dice que no es competencia autonómica, y claro, lo que no explica es porqué anunciaron que lo pondrían en marcha, porqué libraron dinero para ese fin, porqué licitaron y adjudicaron, porqué se gastaron un millón de euros en informes, porqué pusieron fechas de ejecución, porqué prometieron líneas concretas… y ahora dice el consejero que habría que estudiar su viabilidad económica, su interés social, su sostenibilidad económica ¿pero eso no estaba ya? ¿en qué se fundamentaba todo lo prometido?
Es revelador observar que el Eje Transversal, tan “vital” él, ha sido enterrado sin que nadie en Almería abra la boca, y que tampoco lo haga para reclamar un millón de euros con el que la Junta ponga en pie las cercanías. Pero eso sí, Rodrigo Sánchez no deja de hacer méritos en el Parlamento de Andalucía para que lo pongan de secretario de Organización del PSOE de Almería, a pesar de su espectacular mala memoria para temas como este… o quizá por eso.
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