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Pasajeros en el aeropuerto de Almería observan tableros vacíos al atardecer, mientras aviones permanecen en la pista.
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Pasajeros en el aeropuerto de Almería observan tableros vacíos al atardecer, mientras aviones permanecen en la pista. (Foto: Imagen generada por inteligencia artificial – Cibeles AI)

Un aeropuerto que vuela bajo

Por Rafael M. Martos
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directornoticiasdealmeriacom/8/8/26
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lunes 15 de septiembre de 2025, 06:00h
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El mes de agosto ha terminado y, con él, la temporada alta en el aeropuerto de Almería. Las cifras que nos deja, sin embargo, no invitan a la celebración. Poco más de 96.000 pasajeros, la misma cifra que en julio. Es decir, lo que el aeropuerto de Málaga recibe en apenas día y medio es la suma de todo un mes para nosotros. Este dato, por sí solo, debería encender todas las alarmas en las instituciones, en el empresariado turístico y en la sociedad almeriense en general.

Mientras otras provincias andaluzas baten récords de afluencia, Almería sigue luchando con una conectividad aérea deficiente que, lejos de ser un trampolín para el turismo, se ha convertido en una barrera casi insalvable. A lo largo de los ocho primeros meses de este año, nuestro aeropuerto ha contabilizado 555.573 usuarios y 9.710 operaciones. Son números que, a primera vista, pueden parecer significativos, pero que palidecen al compararlos con la magnitud del potencial turístico de nuestra provincia. Almería lo tiene todo: playas paradisíacas, paisajes desérticos que han sido escenario de superproducciones de cine, una gastronomía exquisita y un clima envidiable que atrae como un imán a los visitantes del norte de Europa.

Entonces, ¿por qué no despegamos? La respuesta es tan simple como frustrante: no hay suficientes vuelos.

La demanda de vuelos a Almería es evidente. Quien ha intentado alguna vez reservar un billete en temporada alta sabe que es una tarea casi imposible, ya que la ocupación de los pocos vuelos disponibles es altísima, a menudo rozando el 100%. Las aerolíneas saben que los billetes se venden, que la gente quiere venir. Sin embargo, no se ven incentivadas para aumentar las frecuencias o para abrir nuevas rutas. ¿Por qué? Porque el problema no está en la demanda, sino en la oferta, y ahí es donde entra en juego el papel fundamental de AENA (Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea), la entidad pública que gestiona la red aeroportuaria de nuestro Estado.

Almería necesita un plan estratégico de conectividad aérea que supere la inercia actual. No podemos depender de que sean solo las aerolíneas las que decidan apostar por nosotros, necesitamos que AENA, en colaboración con la Junta de Andalucía y el Gobierno de España, tome la iniciativa y ofrezca incentivos para atraer a más compañías y abrir nuevas rutas, no solo con Reino Unido o Bélgica, sino también con países como Alemania, Países Bajos o Francia. El turismo es uno de los motores económicos de nuestra provincia y lo estamos dejando morir por inanición aérea.

El aeropuerto de Almería, en lugar de ser un activo, se ha convertido en una limitación. Mientras las administraciones debaten sobre grandes proyectos, la solución para uno de nuestros principales problemas está al alcance de la mano. Es hora de que Almería, con su potencial inmenso y su gente trabajadora, exija la inversión y la gestión que merece. No queremos ser un aeropuerto de segunda fila; queremos ser el gran aliado para el desarrollo económico y turístico que esta provincia necesita para volar alto, muy alto.

Rafael M. Martos

Editor de Noticias de Almería

Periodista. Autor de "No les va a gustar", "Palomares en los papeles secretos EEUU", "Bandera de la infamia", "Más allá del cementerio azul", "Covid19: Diario del confinamiento" y "Por Andalucía Libre: La postverdad construida sobre la lucha por la autonomía andaluza". Y también de las novelas "Todo por la patria", "Una bala en el faro" y "El río que mueve Andorra"