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Economía para niños grandes
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Economía para niños grandes

miércoles 19 de noviembre de 2025, 13:06h
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La demagogia y la infantilización social afecta a la economía futura

El marino deja caer una verdad incómoda:

—Hemos hablado de economía a brochazos, de robots, de «cohetes» y de pamplinas, pero no de la cita que popularizó G. Michael Hopf: «Los tiempos difíciles crean hombres fuertes; los hombres fuertes crean tiempos fáciles; los tiempos fáciles crean hombres débiles; y los hombres débiles crean tiempos difíciles».

Una cita ingeniosa que hoy parece vigente. Estamos en esa fase «blanda» de la historia y se agudiza. La prosperidad nos ha domesticado y anestesiado porque la UE y España, en especial, viven instaladas en el «estado del bienestar» pensando que no puede tener final.

El siglo pasado —aunque parece lejano, no lo es tanto—, levantó las ruinas de las guerras con décadas de esfuerzo y sacrificio, que propiciaron avances, progreso y abundancia. Aunque en la actualidad nos comportamos como niños malcriados, en la creencia que el confort y las oportunidades alcanzadas, son un derecho sin contrapartida.

Esto resume 80 años de política económica y social en Europa, al esfuerzo de la reconstrucción, le sucedió el milagro del crecimiento y ahora estamos en la complacencia.

A la aspiración legítima de seguridad y prosperidad, le ha sucedido la cultura de la subvención. Todo el continente parece haber olvidado que la riqueza no brota por generación espontánea, sino con trabajo y esfuerzo.

La joven profesora añade:

—Confundimos solidaridad con repartir y progreso con gastar, creíamos que ese statu quo es permanente, pero la crisis de las sub prime, la inestabilidad geopolítica actual, con guerras y terrorismo nos han despertado de algo que estaba latente ante nuestras narices.

La UE, la vieja Europa, llena de leyes y limitaciones, reparte lo que no produce, promete lo que no puede pagar y se endeuda para mantener la ficción de abundancia, con unos políticos que, aumentando el gasto público, la deuda y con la máquina de imprimir dinero tienen la solución.

Aunque esta dinámica es endiablada. Cada problema —veamos el Covid19— se resuelve con más gasto y más ayudas, cada error con más subvenciones. El resultado, más deuda y más impuestos, como si fuera maná caído del cielo, pero a costa del trabajo de otros.

Nos dirigen políticos infantiles, con formación superficial y teórica, escasa experiencia profesional y académica, triviales en sus actos y sin visión a largo plazo que, contribuido a crear una sociedad acreedora de derechos, pero sin pensar que su bienestar requiera algún esfuerzo, auspiciado por Pedro Sánchez y su gobierno que educa para la dependencia y las ayudas. Aunque esto no protege, sino que infantiliza, crea incertidumbres y coste económico.

Con una deuda pública agregada en la UE del 88-90 % del PIB y en España del 103,2 %, la tranquilidad se compra incrementando la deuda y con dinero fácil —fondos Next Generation— para el gasto corriente, en lugar de inversión. Resultado inflación, pérdida de valor y empobrecimiento futuro, lo que aplaza el conflicto, pero no lo resuelve, pero vamos como un «cohete».

Interviene el marino:

—Recuerdo los años en los que «austeridad» era sinónimo de familias que gastaban menos, que ahorraban y el país crecía. Eso trajo progreso y era una virtud, hasta que, con la crisis de 2007, la «austeridad» pasó a ser una palabra odiada y denostada. Aunque la austeridad es clave en el gasto, público o privado.

Si, el déficit público sostiene la paz social, pero con el agravante de considerar sospechoso, insolidario —y epítetos peores— a quien hable de disciplina fiscal, de reducción de gasto público o bajar los impuestos.

Vivimos una UE exasperante, que promueve leyes limitantes y prohibiciones, mientras otros investigan, innovan y crecen. Europa se ha declarado incapaz de liderar, ni asegurar su prosperidad,

La impotencia. inacción y miedo de la UE ante la guerra de Ucrania ha mostrado su propia incapacidad, sustituyendo un problema real por el relato y subterfugios de los principales partidos en el Parlamento y la Comisión Europea.

La profesora agrega:

—En España presumimos de ser muy europeístas, pero estratégicamente irrelevantes y de una debilidad que se refleja también en su estructura productiva, porque hemos escogido la senda de los subsidios y el relato,

Condenamos el ahorro y se penaliza la iniciativa, al emprendedor, autónomo o empresario que se les mira con recelo, como si el beneficio fuese una forma de egoísmo, depreciando que la libertad es lo que permite aumentar el empleo y generar prosperidad.

Aunque tenemos el privilegio de Pedro Sánchez y su gobierno que compra paz social a crédito y una sociedad infantilizada que vota a quien le promete menos esfuerzo, con ciudadanos que se creen esas patrañas.

Ahí está el germen y la raíz del populismo. ¿Qué puede salir mal?

El marino apura el café y sentencia:

—La historia se repite. Nos tocará pagar esta factura de inmadurez y laxitud, aunque tengamos el «cohete» que nos llevará, como mínimo, a la mesosfera, es decir, más allá de la estratosfera.

Cuando vuelvan los tiempos difíciles, veremos quién nos gobierna.