En un giro sorprendente en el caso de Ana Julia Quezada, condenada por el asesinato del pequeño Gabriel Cruz, su actual pareja ha revelado que la criminal mantuvo relaciones sexuales con varios funcionarios de la prisión. Esta declaración ha suscitado una nueva ola de controversia y cuestionamientos sobre las condiciones dentro del centro penitenciario.
Según la información proporcionada por su pareja, Quezada habría logrado obtener un teléfono móvil a través de favores sexuales. Además, se alega que grabó estos encuentros con el objetivo de chantajear a los funcionarios involucrados. Este escándalo pone de relieve las posibles irregularidades y abusos dentro del sistema penitenciario.
Investigaciones en curso
Las autoridades han iniciado una investigación para determinar cómo fue posible que Ana Julia Quezada tuviera acceso a un dispositivo móvil en la cárcel. Las implicaciones de este caso no solo afectan a la seguridad del establecimiento, sino que también plantean serias preguntas sobre la ética y el comportamiento de los funcionarios encargados de la vigilancia.
La situación ha generado indignación entre la opinión pública, que exige respuestas claras sobre cómo se han manejado estas relaciones y qué medidas se tomarán para evitar que situaciones similares ocurran en el futuro. La transparencia en este proceso será crucial para restaurar la confianza en el sistema penitenciario.