El curso de verano de la Universidad de Almería ha concluido en Cuevas del Almanzora, centrándose en el papel crucial que desempeñó la ciudadanía en la consecución de la democracia en España. Durante las jornadas, se destacó cómo las asociaciones de vecinos lograron dar visibilidad a las mujeres, quienes hasta entonces estaban confinadas al ámbito doméstico, permitiéndoles así participar nuevamente en la esfera pública.
La Transición española fue analizada desde una perspectiva que resalta su impulso por parte de la sociedad civil y no únicamente por figuras políticas. Este enfoque se abordó en los Cursos de Verano organizados por la UAL, donde se exploraron aspectos fundamentales que contribuyeron a la recuperación democrática tras cuatro décadas de dictadura. El título del curso, ‘El protagonismo de la ciudadanía. Los movimientos vecinales en los municipios del Levante almeriense’, refleja esta intención de poner en valor el papel activo de la población.
Movimientos Sociales y Cambio Político
Teresa Ortega, catedrática de Historia Contemporánea en la Universidad de Granada, subrayó durante su intervención la relevancia de los movimientos sociales entre 1960 y 1980 para lograr un cambio político significativo en España. “Sin ellos, habríamos estado condenados a un continuismo que pretendían mantener ciertos sectores cercanos al régimen franquista”, afirmó Ortega. En su opinión, ya en los años 70 existía un clamor desde diversos ámbitos —trabajadores, universitarios, feministas y vecinos— que exigía una transformación política.
Ortega también enfatizó que “los años 60, 70 y 80 fueron determinantes para poner fin a la dictadura franquista y sentar las bases de un Estado democrático”. Sin embargo, lamentó que muchos de estos movimientos sociales hayan permanecido silenciados durante mucho tiempo debido a una narrativa oficial que priorizaba las acciones de figuras políticas y sindicales sobre las luchas populares. Gracias a investigaciones recientes en historia, sociología y otras disciplinas, se ha comenzado a construir una narrativa alternativa que reconoce el esfuerzo colectivo de la sociedad civil como motor fundamental detrás del establecimiento democrático posterior a la muerte del dictador.
La Lucha por los Derechos Civiles
La voluntad social fue clara: “no continuar con el franquismo ni optar por un régimen represivo”. Ortega subrayó que es importante reconocer el papel desempeñado por políticos y élites, pero insistió en que “la narrativa debe incluir cómo la sociedad civil construyó desde abajo lo que luego fue asumido por aquellos en posiciones de poder”. Esta valentía fue especialmente notable durante los años sesenta; muchas personas arriesgaron sus vidas ante el temor a represalias durante manifestaciones y huelgas.
Mónica Fernández, profesora y coordinadora del Grado de Historia en la UAL, centró su ponencia en ‘La lucha por la democracia en una provincia en desarrollo’, haciendo hincapié en el asociacionismo vecinal en Almería. Destacó que esta movilización social no se limitó a las grandes ciudades; también tuvo lugar en municipios menos desarrollados como Almería durante los años 70. La investigación histórica muestra claramente que “el proceso de democratización va de abajo hacia arriba”, evidenciado por el surgimiento y actividad de diversas asociaciones vecinales.
Visibilidad Femenina y Movilización Ciudadana
Fernández resaltó cómo estas asociaciones jugaron un papel clave al proporcionar visibilidad a las mujeres, quienes tradicionalmente habían estado relegadas al ámbito privado. Las mujeres eran las más conocedoras del entorno barrial debido a su rol cotidiano dentro del hogar. Así, comenzaron a hacer demandas básicas —como reparaciones o mejoras infraestructurales— lo cual marcó un primer paso hacia su inclusión activa en la vida pública.
A pesar del contexto difícil caracterizado por un alto nivel de subdesarrollo y carencias urbanísticas evidentes —con muchas calles sin asfaltar— estas iniciativas ciudadanas fueron esenciales para mejorar la calidad de vida. La prensa local reflejó estos esfuerzos comunitarios mientras los ciudadanos reclamaban derechos básicos que les habían sido negados durante tanto tiempo.
El impacto del asociacionismo se hizo aún más palpable tras la muerte del dictador Franco; aunque enfrentaron obstáculos significativos como trabas administrativas para legalizar sus estatutos. Aun así, estas organizaciones demostraron ser fundamentales para empoderar a una población ansiosa por el cambio.